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Ex obispo de la Serena:
IGLESIA RECONOCE QUE RECIBIÓ NUEVE DENUNCIAS CONTRA COX



El Cardenal Francisco Javier Errázuriz señaló que si
la justicia exigiera la presencia del sacerdote en Chile,
éste deberá comparecer como cualquier ciudadano. 


Primera Linea
2 de Noviembre de 2002

http://web.archive.org/web/20110723051610/www.primeralinea.cl/p4_plinea/site/20021102/pags/19800102063903.html

Para muchos feligreses de La Serena que ayer visitaron masivamente los cementerios de esa ciudad, el anunciado retiro de por vida a un convento del ex arzobispo de esa arquidiócesis, Francisco José Cox -tras hacerse públicas acusaciones en su contra por abuso de menores- sólo tiene una pura y simple explicación: “Fue tentado por el diablo”. 

En Santiago, más allá de las curiosidades de la sabiduría popular, el cardenal Francisco Javier Errázuriz, se refirió a la situación de Cox y pidió proteger la institución de la iglesia Católica. En cuanto a las acusaciones hechas contra el obispo sancionado, dijo que no existe denuncia alguna comprobada y que se trata nada más que de suspicacias surgidas de su afectuoso trato con el prójimo.

De hecho, el actual arzobispo serenense, Manuel Donoso, reconoció ayer haber recibido nueve denuncias contra Cox, aunque las calificó como simples “quejas”, ya que -a su juicio- ninguna era comprobable. Más aún, explicó que su antecesor tenía “una actitud que la veía todo el mundo, quizás excesivamente cariñosa. Me llegaron quejas, yo también hablé con él”. 

Y agregó: “Quisiera decirle a la gente de La Serena que algunos se sienten dolidos, otros sorprendidos que cerremos filas en torno a Cristo. Los pastores somos débiles, somos personas, y tenemos muchas dificultades. Humildemente, si alguien ha hecho mal, yo también le pido perdón en nombre de la iglesia”. 

El actual director del diario El Día de La Serena, Rubén Aguilera, dijo que no existen acusaciones concretas contra el prelado, sino sólo denuncias al voleo y versiones hasta ahora no comprobables. “Por ejemplo, se habla que algunas madres le gritaron cuando estaba en su vehículo ‘desgraciado’ o ‘degenerado’, pero es sólo eso y lo estamos investigando”.

CARDENAL

En medio del recogimiento que imperaba en el Cementerio Católico de Santiago, y luego que pidiera a Dios “por los periodistas y los camarógrafos, para que develen la verdad”, el cardenal Errázuriz comentó que “no he conocido ninguna denuncia que sea comprobada. Su afectuosidad y expresividad despertaron a su alrededor suspicacias e interpretaciones que le hicieron muy difícil seguir su labor en La Serena, por lo que renunció”, en referencia a la decisión tomada por Cox en 1997. 

El arzobispo de Santiago agregó que ante estos casos “es positivo asistir a los tribunales, no sólo porque se delimitan responsabilidades, si no porque muchas veces terminan con el hecho que se declaran inocencias”.

Reiteró que “cuando la justicia lo convoca, todo chileno tiene el deber de concurrir. Eso vale para todos, no hay distinciones. Ni porque alguien fue Presidente, o porque fue obispo o por cualquier otra cosa. Uno tiene que responder como ciudadano por sus actos”.

AFECTUOSO

La historia de Cox se arrastra desde comienzos de los ’90, cuando hasta la curia chilena llegaron numerosos reclamos sobre situaciones que lo involucraban con menores edad de sexo masculino, y tuvieron su punto más complicado en abril de 1997, cuando debió abandonar el Arzobispado de La Serena, asumiendo más tarde labores en la comisión Jubileo 2000 en Santiago, y luego en Roma ante la Comisión General. 

En el 2001, Cox fue enviado por la Santa Sede a Bogotá, Colombia, a realizar una investigación sobre los misterios laicales en la iglesia latinoamericana, misión que concluía este mes.

Sobre su salida desde la Cuarta Región y del país hacia Colombia, la versión de la iglesia Católica -dada a conocer en Canal 13, la noche del jueves, por el cardenal Eerrázuriz- es que Cox “pidió seguir viviendo en un monasterio, retirándose a la oración y al estudio. Siempre, en estos casos, para seguir alabando a Dios y para pedirle perdón por las faltas que se han hecho”.

El mismo Errázuriz reconoció que el obispo “tenía una afectuosidad un tanto exuberante”, que “se dirigía a todo tipo de personas, si bien resulta más sorprendente con relación a los niños”. Es más, el cardenal recordó que “cuando sus amigos y sus superiores llegamos a ser muy duros para corregirlo, él guardaba silencio y pedía humildemente perdón. Nos decía que se iba a esforzar seriamente por encontrar un estilo distinto de trato, pero lamentablemente no lo lograba”.

Errázuriz dijo que hace una semana habló por teléfono con Cox, cuando éste terminó una labor de investigación en Colombia -sede de la Comisión Episcopal Latinoamericana (Celam)-, para recluirse luego en un monasterio local.

 
 


 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 




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