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  El Arzobispado Aparta a Un Sacerdote De Su Parroquia Por Tener Mujer E Hijo
«No Es Un Caso ùnico Ni Extraordinario; Lo Que Pesó Fue Que El Vínculo Continuase, Que No Se Respetase El Celibato», Explica El Vicario General

La Nueva Espana
September 14, 2007

http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=1760_42_557271__ASTURIAS-Arzobispado-aparta-cura-convivir-mujer-tiene-hijo

Spain — El Arzobispado de Oviedo ha apartado a un sacerdote asturiano de su parroquia por no respetar el celibato. Segùn confirmó el vicario general de la diócesis, Juan Antonio Menéndez, el sacerdote mantiene una relación estable con una mujer y tiene un hijo. El hecho de la paternidad no fue determinante para apartarle de su parroquia, segùn afirma el vicario, quien precisa que la decisión se adoptó por mantener una relación estable y faltar al celibato. «No es un caso ùnico ni extraordinario, y se ha buscado la solución más adecuada», que fue previamente hablada con el afectado.

Oviedo, L. S. NAVEROS

El Arzobispado de Oviedo ha apartado a un sacerdote asturiano de su parroquia por no respetar el celibato, ya que tiene un hijo y mantiene una relación afectiva estable. La decisión, segùn ha confirmado el vicario general de la diócesis, Juan Antonio Menéndez, se tomó de acuerdo con el sacerdote, «que es una persona muy buena, honrada y coherente. Se buscó la salida que pudiera ser más favorable para todos».

El hecho de que el sacerdote tuviera un hijo no fue determinante para apartarle de su labor pastoral, segùn el vicario. Lo que pesó fue que mantuviera una relación estable con una mujer. Al parecer, la decisión estuvo, en ùltimo término, en manos del sacerdote, que tuvo que elegir entre su vocación religiosa y su relación afectiva, entre la Iglesia y la familia. El sacerdote, aunque ha sido alejado de su parroquia, no se ha secularizado, sino que se ha tomado «un tiempo para reflexionar», segùn fuentes cercanas.

Segùn el vicario general de la diócesis, el caso de este sacerdote «no es ùnico, no es algo extraordinario, hay más personas que están en esta situación». «Se dan casos así. Por tener un hijo no se aparta a un sacerdote del ministerio sacerdotal. No está bien, pero no es la causa. Sí lo es el mantener una relación estable con una mujer, va contra la promesa del celibato. La Iglesia no actùa de una manera drástica, de improviso. Hay unas leyes, una decisión libremente adoptada de aceptar el celibato, que por lo que sea este sacerdote no ha podido mantener», argumenta el vicario.

El caso afecta además a un sacerdote muy querido por sus feligreses y muy implicado en su labor en la parroquia, por lo que la decisión personal «no ha sido fácil». Pero «el sacerdote ha de ser célibe, el celibato lleva consigo no contraer matrimonio, no mantener una relación estable», concluye el vicario.

El caso de este sacerdote asturiano no es ùnico y de hecho hay una corriente en la Iglesia católica que cuestiona el celibato, un precepto que se aplica en el rito romano, y no en otros ritos católicos. Las voces que piden que el celibato exigido por la Iglesia católica romana se declare opcional han chocado con la firme decisión del Papa Benedicto XVI de mantener esta condición como exigencia inexcusable para el ordenamiento sacerdotal. No todos los sacerdotes están de acuerdo: segùn una encuesta realizada por Taiss Investigación al clero diocesano español -sobre una muestra de 751 sacerdotes-, más de la mitad -el 52,7% de los encuestados- consideran que el celibato debería ser opcional, frente al 47,3%, que se decanta por dejar el celibato obligatorio. Las opiniones del clero, pues, están divididas, pero la postura de la jerarquía eclesiástica es clara: se trata de un precepto, hoy por hoy, inamovible.

Casos sonados

De vez en cuando, la situación de sacerdotes que no respetan el celibato salta a las portadas de los periódicos y da la vuelta al mundo. Es el caso del cura italiano Don Sante Sguotti, un párroco de 41 años originario de Padua (nordeste de Italia), que inició una relación afectiva con una feligresa. El sacerdote reconoció pùblicamente que estaba enamorado y se negó a abandonar la Iglesia. El pueblo en el que ejercía su función, Monterosso, una localidad pequeña, se puso mayoritariamente de su parte. Don Sante mantuvo que su relación «era un compromiso personal», pero que era «casta» y no despejó la duda sobre si es o no el padre del hijo de su pareja.

 
 

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