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  Rivera o Mahony: ?quién miente?
Acusados de conspirar para encubrir a un pederasta, los dos príncipes de la Iglesia se aproximan a un punto crucial del caso: una corte decidira si tiene autoridad para encausar al cardenal mexicano

Milenio
October 1, 2007

http://www.milenio.com/mexico/milenio/nota.asp?id=553742

En unos días, la Corte Superior de Los Angeles decidira si tiene autoridad para iniciar causa penal contra el cardenal primado de México, Norberto Rivera Carrera. El caso es complejo porque en él participan dos príncipes de la Iglesia católica, y la resolución podría significar que uno de ellos ha mentido ante las autoridades civiles.

El arzobispo primado de Mexico y el cardenal de Los Angeles.
Photo by Eduardo Verdugo

El caso en cuestión es el emprendido por Joaquín Aguilar, presuntamente violado por el sacerdote Nicolas Aguilar cuando era monaguillo. Los abogados del joven sostienen que Rivera Carrera y el cardenal de Los Angeles, Roger Mahony, conspiraron para ocultar al sacerdote fugitivo sobre quien penden numerosas acusaciones de abuso sexual contra menores.

El 24 de septiembre, los abogados de Joaquín Aguilar entregaron a la Corte Superior angelina papelería en la que dicen comprobar la conspiración. Esa documentación incluye las deposiciones de los dos cardenales ante la autoridad: Rivera Carrera declaró el 8 de agosto en la ciudad de México, y Mahony lo hizo el 13 de septiembre en Los Angeles.

Los abogados entregaron los textos de las declaraciones, documentación de cómo han procedido otras cortes en casos similares, y dijeron que el expediente ratifica su postura: hubo conspiración y los prelados siguieron los lineamientos vaticanos para estos casos, es decir, trataron de ocultar los hechos.

Según los abogados, en su declaración de agosto, el cardenal Rivera Carrera trata de ignorar la existencia de un reporte policiado conforme al cual el sacerdote fugitivo fue agredido en 1986. Por ello, entre las preguntas que se le hicieron una es sobre si él sabía por qué razón Nicolas Aguilar fue golpeado por un grupo de jóvenes.

El purpurado dijo a las autoridades que hasta donde él sabía, la golpiza fue debida a una venganza, por personas que ocupaban el sitio donde el sacerdote quería ampliar una iglesia.

Declaró también que, al entrevistarse con el padre Aguilar para que éste le explicara lo ocurrido, su subordinado le dio una versión distinta: le dijo que lo habían golpeado dos “chamacos” a quienes dejó dormir en su recamara, mismos que escaparon por su ventana. Rivera Carrera dijo que no inició ninguna indagación al respecto.

El prelado mexicano también declaró que le había comentado a Nicolas Aguilar que su versión no era creíble, pues no es correcto que un sacerdote aloje a desconocidos en su recamara.

Se le preguntó a Rivera Carrera qué entiende por “chamaco”, a lo que respondió que es un “muchacho entre 18 y 30 anos de edad”.

También se le preguntó si estaba enterado de que la homosexualidad fuese un crimen, a lo que el arzobispo de México respondió que en la época de los hechos sí se consideraba como un crimen, aunque hoy día se considera una enfermedad.

Puesto que Rivera Carrera, en una carta que envió al arzobispo Rogery Mahony, declaró que Nicolas Aguilar quería irse a Los Angeles por problemas de salud, en el interrogatorio se le preguntó si puede considerar a la pederastia como un problema de salud.

“No, pero era una enfermedad grave”, respondió.

En su declaración, Rivera Carrera admite que aun estando en Los Angeles, Nicolas Aguilar le debía obediencia a él en tanto obispo de la diócesis a la que pertenecía formalmente.

Se trata de un senalamiento que destacan en sus propias declaraciones el cardenal Roger Mahony y su canciller Thomas Curry, quienes insistieron en sus deposiciones que Aguilar debía obediencia al cardenal mexicano.

Se preguntó a Rivera Carrera si había promovido o si se le “quitó al senor (Nicolas) Aguilar su ministerio por alguna causa seria”. La respuesta fue concisa: “No”.

También se le preguntó si había enviado al sacerdote a tratamiento en alguna clínica de salud mental. Otra vez respondió: “No”. ?Le recomendó alguna terapia? “él decidió que se atendería”.

En la diligencia se recordó a Rivera Carrera que en su declaración anterior, de marzo, él mismo había dicho que ordenó al padre prófugo buscar apoyo psicológico. El purpurado lo admitió: “Sí, es cierto, porque lo miraba muy perturbado”.

Dijo también que si conoció la presunta presencia de Nicolas Aguilar en la Ciudad de México fue por la denuncia que presentó el joven Joaquín Aguilar.

A su vez, el arzobispo angelino, Roger Mahony, en su declaración mencionó que en la carta en la que le presentó a Joaquín Aguilar, Rivera Carrera lo calificó como alguien capaz de oficiar misa y trabajar. Mahony asentó que fue por esta causa que se determinó que Aguilar podía ejercer el ministerio en iglesias de Los Angeles.

Mahony dijo que la carta que recibió de Rivera Carrera es similar a las que reciben de otras diócesis para que reciban a sacerdotes. Como la misiva cumplía con el requisito canónico, se le dio permiso a Aguilar para trabajar. Pero, insiste el arzobispo californiano, él desconocía que Nicolas Aguilar tuviera problemas de homosexualidad.

Complicaciones

El joven Joaquín Aguilar denunció que en 1994, cuando él era monaguillo en la Ciudad de México, sufrió de abuso sexual por parte del sacerdote Nicolas Aguilar

El cardenal Norberto Rivera no tuvo inconveniente en conceder permiso a Nicolas Aguilar para que sirviera en la arquidiócesis de Los Angeles en 1987.

Una carta que presentó en 2004 el cardenal Rivera, en la cual notificaba a Mahony la “sospecha de problemas de homosexualidad” de Nicolas Aguilar, carta que Mahony dijo no haber recibido, no tiene el sello de la diócesis tehuacana.

 
 

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