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El Padre Grassi Y LA Tragedia De Los Privilegios

By Omar Bello
LA Verdad
September 23, 2013

http://www.laverdadonline.com/noticia-39317.html


El sacerdote Julio César Grassi fue condenado en casi todas las instancias legales y debe estar preso. Si llegó hasta acá libre es porque tuvo un apoyo legal y económico que, aprovechándose del impacto que genera su condición de cura en algunos casos y haciendo lobby en otros, logró crearle una situación de privilegio que, por el delito del que está acusado (abuso de menores) resulta inaceptable y plantea un serio precedente en términos sociales.

Es cierto que muchos creen que la causa fue armada después del episodio mediático que incluía los juegos telefónicos de Susana Giménez, y que hasta se ordenó una investigación paralela (sólo destinada a los miembros de la Iglesia) donde se ponen en duda varios de los planteos realizados durante el juicio. Sin embargo, aún con todos sus defectos, la justicia es el único medio que tenemos a la hora de seguir siendo una civilización, y en tres instancias diferentes no sólo lo condenó sino que fue permisiva en cuanto al tránsito del sacerdote que, salvo por un período insignificante, logró permanecer libre a lo largo de una década. Más aún, algunos juristas señalan que ese tiempo podría ser considerado dentro de la pena y, pasado un breve tiempo, Grassi estaría libre.

La pedofilia, en especial si hablamos de sacerdotes, es uno de los delitos más aberrantes que existen. Los niños que caen en manos de estos personajes están indefensos en todos los sentidos, y ante la presencia de una figura que además de representar amparo económico, simboliza contención espiritual, que se animen a denunciar es casi un milagro; la sociedad debería responder con todo el peso de la ley, dejando claro que en estas situaciones no hay atajos que valgan.

El creador de la fundación “Felices los niños” está en todo su derecho de seguir manifestando inocencia. Claro que no debemos ser ingenuos: si no fuera por el cargo que ocupa y los recursos que ostenta, jamás hubiera logrado sortear semejante periplo de la manera en que lo hizo, confundiendo a la gente que hace una sola lectura: está libre por ser sacerdote y tener dinero, combinación explosiva a la hora de crear ejemplo y educar. Pensemos por un momento en lo que podrían sentir otros chicos que están en las mismas condiciones en cualquier lugar del país. ¿Cómo animarse a denunciar? Eso suponiendo que pudieran vencer todas las barreras que, en este tipo de delitos, son muchísimas e incluyen el hecho de perder el único lugar de contención que tienen sobre la tierra.

Sólo una institución puede determinar si Grassi es culpable o inocente. Los demás son de palo. Y en su caso puntual, salvo que el caso sea aceptado por la Corte Suprema (lo que parece dudoso), ya es cosa juzgada: culpable.

Quienes siguen defendiendo a César Grassi, ante todo los que cuentan con poder mediático o institucional para difundir sus posiciones, no hacen más que dañar a la justicia en general, postura que resulta inadmisible.

De la audiencia de hoy Grassi debería salir preso, más aún, que le contabilicen estos años a manera de “condena” representaría una afrenta y sentaría un precedente trágico para la comunidad toda.




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