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James Hamilton: "Resistir y llegar al final del camino es gratificante"

By Francisca Miranda
La Tercera
December 27, 2015

http://www.latercera.com/noticia/nacional/2015/12/680-661658-9-james-hamilton-resistir-y-llegar-al-final-del-camino-es-gratificante.shtml


The civil lawsuit against the Archdiocese marked the latest milestone for James Hamilton. He has sued the Catholic Church for $ 450 million. He alleges the church covered-up the crimes of his alleged abuser, priest Fernando Karadima.]

“Este es un proceso que tiene que ver con el perdón. Ha habido dos eventos marcadores en ese sentido para mí. El primero es haber tenido el coraje de ir a decirle a Karadima, en su parroquia, antes de que todo esto se hubiera destapado, que lo perdonaba. Con eso me liberé de él. 

El otro hito ocurrió este año. 

Fuimos a la casa del cardenal Errázuriz a verlo declarar ante la justicia. Y al verle la cara, verlo cuestionado por el poder del juez y del proceso, verlo cómo se achicaba como persona, verlo tener que recurrir a la mentira, al olvido como defensa y que no pudiera recurrir a la verdad, de alguna manera me reparó. Uno tiene una tendencia a darle más fuerza o fortaleza a tu oponente en estas circunstancias: por la investidura, por todo el apoyo que tiene de la Iglesia, todo. Entonces, uno obviamente se sobrecoge, se asusta un poco. Yo creo que los valientes no son los que no tienen miedo. Los que no tienen miedo y se tiran de cabeza a alguna locura es porque están psicóticos. Yo creo que la gente que logra cierta valentía o fortaleza es porque en verdad están aterrados y logran superar ese miedo.    

Cuando hace poco interrogaron a Karadima y él da la declaración que da y uno lo ve expuesto a decenas de periodistas y cámaras y también lo ve de alguna manera muy humillado, debo decir que todo eso no me alegró. Creo que aunque él sea un criminal rematado por la justicia y todo, aunque no sea confeso, también tiene derecho a un trato digno. Como cualquier otra persona. Cuando me preguntan por el trauma del proceso, la experiencia más traumática para mí fue al principio, cuando me tuve que enfrentar a estos poderes eclesiásticos, y luego mediáticos, cuando partió el juicio de nulidad, el ir descubriendo esto en la soledad, ese momento fue un momento revelador, escalofriante. 

Pero hoy no.

Miremos lo que pasó en  la ciudad de Osorno. Osorno fue agredida e injustamente, maltratada hasta por el Papa Francisco. Ellos se están dando cuenta de que la fe, el cristianismo, el catolicismo está en ellos como ciudad y como pueblo, limpio, con nobleza. Y eso es una cosa que se está replicando en Talca, en Linares, y no sólo en las diócesis con los obispos de Karadima. Eso pienso que es lo que se ve ahora, un pueblo de ojos abiertos, una real revelación de lo que significa, por ejemplo, el maltrato de la Iglesia respecto de las víctimas, el ocultamiento de información, la complicidad. 

Hoy en día, las autoridades de la Iglesia ya no son ni lo parecen. Y ese “ni lo parecen”, que queda ya en evidencia completa, se da de manera muy fuerte este año con la revelación de todos los documentos, las cartas, los mails, como los que hubo entre Ezzati y Errázuriz. Uno puede estar en razón de defender el secreto y la privacidad, pero eso no cambia el hecho de que son comentarios deleznables, de corrupción, de encubrimiento. Los correos lo único que hacen es confirmarle a la gente que los tipos son culpables.

El haber enfrentado esto lo que hace es liberarte, sanarte. Si uno llega al final del camino, y efectivamente uno resiste, y termina por resistir acompañado, es mucho mejor.  Me refiero a mi mujer, Valérie; a José Andrés Murillo, a Juan Carlos Cruz, al abogado Juan Pablo Hermosilla. 

Si un grupo de personas resiste, ese final del camino es profundamente gratificante y genera, creo yo, un rayo de luz para toda la sociedad que te rodea. 

***

La película El Bosque de Karadima para mí significó realmente poco. Es un relato con mucha ficción, que funde muchas cosas. Puede ser interesante desde el punto de vista de mostrar niveles de perversión, el encubrimiento de la Iglesia, de sus autoridades. Creo que los méritos están en el sentido de mostrar una realidad que existe, que es la de los poderes perversos o corruptos. Pero la verdad es que ese trabajo no me refleja. Para nada.

Me produce un poco de pena y de pobreza el tema de la película. Creo que podría  haber habido más respeto hacia todas las víctimas. Es un intento de ficcionar una pseudo realidad que tú la pides prestada para expresar otras historias que, en realidad, pueden tocar también al director o a alguno de sus protagonistas.   

Como dos o tres años antes de que la película saliera, me comentó Matías Lira, el director, si se podía juntar con nosotros. Nos juntamos con los actores, Benjamín Vicuña y Luis Gnecco, y fue bien interesante. Pero era un momento en que aún no tenían ningún guión. Todo era teoría, elucubraciones y creatividad. Después de eso nunca más supe de nada, hasta que vi el producto final poco antes de que aparecieran la película y la serie. 

Para mí fue totalmente sorpresivo. Nunca hablé con Benjamín Vicuña como actor. Benjamín Vicuña es un actor súper serio, por lo que si yo hubiese sido un personaje biográfico, creo que me habría tratado de estudiar, visitar, conversar conmigo, pero eso nunca ocurrió. Eso te garantiza que esto es un tema totalmente ficticio. No me sentí reflejado para nada.

***

De mi denuncia no me arrepiento de nada. Lo único que habría intentado es disminuir al máximo la exposición de mi familia, particularmente de mi señora, Valérie, y mis hijos. Pero viéndolo hacia atrás, me siento muy tranquilo.

¿Cuál sería el gesto de reparación que debiera dar la Iglesia? Cuando uno pide un gesto es porque cree que ellos son capaces de un gesto. Yo soy doctor, entonces te puedo decir que en este caso la enfermedad no tiene cura. Ellos no son capaces de eso, porque no es un gesto lo que se necesita, es un cambio estructural total. Y eso pasa por un proceso de empoderamiento de los fieles, por entregar el poder.

Nunca hemos recibido realmente ningún acto ni gesto de reparación de la Iglesia. Ninguno. Empatía, solidaridad y apoyo de algunos sacerdotes, sí, por supuesto, porque no todos los sacerdotes son como ellos. 

Una de las lecciones hermosas es que la verdad, como lo dije alguna vez, es. Y al ser, tiene esa potencia liberadora magnífica, maravillosa, que es lo que finalmente está inundando nuestras vidas. La libertad y la verdad tienen una potencia sanadora que te permite de nuevo amar, que es lo que me ha pasado a mí con mi mujer, mis hijos chicos, mis hijos grandes, nuestra familia. Todo eso se puede construir cuando tú sientes tu corazón sano y en libertad. Para mí ha sido revelador descubrir que el enfrentar con la verdad las injusticias no es una carga, no es una responsabilidad. Es un deber del corazón”.




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