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Las cartas secretas que complican a Ezzati: Advertían abusos del sacerdote Laplagne

By Ivonne Toro
La Tercera
October 2, 2018

https://bit.ly/2NgLGjl


[Secret letters implicate Ezzati, contain warnings about Laplagne's abuse]

El 30 de marzo de 2011, el entonces canciller Hans Kast le escribió a Ezzati un correo en que le adjuntó un testimonio contra Laplagne y le pidió iniciar una investigación previa y tomar alguna medida pastoral y/o cautelar contra el religioso. El cardenal no tomó en consideración las sugerencias y cuatro años después permitió que se cerrara la indagatoria desformalizada.

Está previsto que mañana el cardenal Ricardo Ezzati declare en calidad de imputado por encubrimiento en la causa por abusos sexuales en contra del ex canciller del Arzobispado de Santiago, Óscar Muñoz. El rol que se le imputa a Ezzati en este caso es no haber efectuado, al tomar conocimiento de los hechos que involucraron a menores de edad, las denuncias respectivas al Ministerio Público. Sin embargo, a través de esta hebra, el fiscal que investiga la causa, Emiliano Arias, ha logrado acceder a una serie de documentos que muestran eventuales omisiones del cardenal Ezzati, y de su antecesor en la arquidiócesis de Santiago, Francisco Javier Errázuriz, en otro caso: el del sacerdote Jorge Laplagne, quien estaba a cargo de las parroquias San Crescente de Providencia y Nuestra Señora de Luján de Ñuñoa, y que además prestaba servicios en el Instituto Alonso de Ercilla, de los Hermanos Maristas.

Laplagne figura indagado por la Iglesia desde junio de este año, pero las imputaciones en su contra remiten al 19 de marzo de 2010 cuando Javier Molina Huerta acusó diversos abusos sexuales cometidos por el religioso en su calidad de guía espiritual. Esta denuncia fue acogida en primera instancia por Hans Kast Rist, quien era canciller del arzobispado de la época.

La Tercera PM accedió a una serie de documentos de la Iglesia que revelan la serie de advertencias que realizó Kast a sus superiores respecto de Laplagne y cómo sus alertas fueron ignoradas. Incluso, le señaló a Ezzati que sería oportuno abrir una investigación previa –la que se realizó, pero sin seguir todos los procedimientos obligatorios- y adoptar medidas cautelares, cosa que nunca ocurrió. Por estos hechos, Ezzati deberá responder ante Arias.

La investigación previa

El día 8 de abril de 2010 mediante decreto 94/2010, el Cardenal Errázuriz  nombra promotor de justicia para “las causas que se requieren” a Raúl Hasbún Zaror, quien queda a cargo de dirigir una indagatoria de carácter de informal contra Laplagne.

Aunque en los hechos se realizó como una investigación previa, ningún decreto la erigió como tal.

El 20 de abril de ese año, Kast le envía por correo electrónico a Hasbún el mail y los teléfonos de contacto de la víctima, a lo que Hasbún responde con un “mil, mil gracias por hacerme llegar tan pronto, tantos y tan importantes antecedentes y pistas”. También le informa que revisará el caso con el entonces vicecanciller, Óscar Muñoz Toledo (el mismo que hoy está formalizado por abuso y estupro).
Muñoz, por su parte, informa por escrito que entrevistó días antes al denunciante, quien se “manifestó dispuesto a declarar y ser interrogado para buscar la verdad y evitar que otros jóvenes se vean afectados por esta misma situación”.

El 21 de mayo de 2010, en la casa de Hasbún, se le toma declaración por segunda vez a Molina Huerta. Aquí figura una sola pregunta “¿Cuándo ocurrió el segundo suceso?” y una respuesta categórica: “El segundo suceso ocurrió cuando tenía 15 años de edad, a mediados de 2005”. El documento consigna que se le conminó a acudir a tribunales, lo que la víctima ha negado en reiteradas ocasiones.

Como sea, el proceso siguió su curso. A fines de 2010, el 15 de diciembre, asumió Ezzati como cardenal de Santiago, pero durante un par de semanas, la causa continuó siendo informada a Errázuriz y en paralelo a Ezzati. Así se evidencia en un mail del 11 de enero de 2011 en que Hasbún le señala a Errázuriz: “Las personas capaces de aportar antecedentes y guardar la confidencialidad, muy cercanas al investigado, no confirieron verosimilitud a la denuncia. Sin embargo, una de ellas solicitó hace poco una segunda entrevista. En ella no cambió sustancialmente su primer testimonio, pero sí dijo percibir ahora hechos nuevos o mirar los antiguos con una mirada más perspicaz. Aportó 4 datos de posibles testigos. Uno de ellos sería un muchacho que tras un período de gran cercanía al párroco se habría retirado por completo de la parroquia aduciendo ‘tener odio’ porque el sacerdote le habría pedido ‘acostarse con él’. Pediré a este joven que se presente a testimoniar, como también su hermano, que fue seminarista presentado por el mismo P.Jorge L. (ahora ya no está en el Seminario). Los otros dos testigos son señoras que han colaborado por años y en forma muy cercana al investigado”.

El 8 de marzo de 2011, Kast le escribe a Muñoz Toledo. Le explica que una religiosa se acercó a informar que Molina Huerta le contó que Laplagne lo abusó cuando era acólito, lo que le causó un gran daño y dolor, y que hay inquietud de que el religioso se vincule a la parroquia Cristo Resucitado de Maipú donde hay muchos jóvenes y acólitos. Le pide dos cosas: firmar el decreto de la investigación previa, lo que no ocurre y plantea que “habría que preguntarse la conveniencia de que en esa parroquia se asuma como administrador parroquial”.

Lo más complejo para Ezzati, en tanto, ocurre el 30 de marzo de 2011. En esa fecha, el canciller Kast le adjunta a Ezzati el testimonio de una religiosa de la Congregación Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús. En el texto que La Tercera PM pudo revisar, ella relata que durante las vacaciones le comentó a sus padres que Laplagne sería trasladado, frente a lo cual su madre le confesó que años atrás habían debido intervenir frente a una imputación de un acólito de la Parroquia San José de Garín que señaló que había sido tocado de forma “impropia y abusivamente”. Laplagne había argumentado en la época que se trataba de una calumnia, pero la religiosa  planteó que el tema debería ser revisado por la Congregación para la Doctrina de la Fe. También refirió que una hermana de su congregación conocía el caso de otro joven que acusaba haber sido abusado. “La hermana le preguntó si ya había denunciado esto ante la justicia civil, pero él le habría dicho que no, porque en el Arzobispado la habrían dicho que primero debía cerrarse el proceso canónico”.

Kast le escribe a Ezzati una carta, con copia a Fernando Chomalí, en que señala: “Junto con un cordial saludo le adjunto el testimonio que ha dejado hoy la hermana referente a P. Jorge Laplagne. Pienso que es necesario abrir una Investigación Previa conforme lo pide el can. 1717, que no se demore mucho para discernir la verosimilitud de este asunto considerando que se trata de dos hechos en diferentes lugares y tiempos. Quizás haya que considerar alguna medida pastoral y/o cautelar. Se hace por otro lado urgente abrir un Departamento en la Arquidiócesis que pueda recibir estas denuncias ya que la Cancillería tiene múltiples otras tareas y es prioritario atender cada denuncia que pueda llegar a la Curia”.

Las advertencias de Kast, al parecer, no fueron consideradas. Laplagne se mantiene a firme en Maipú y no se firma el decreto alguno. En 2015, el caso se cierra. El 10 de enero de ese año, Fernando Ramos le escribe a Muñoz: “Estimado Oscar: Recibe un cordial saludo en estos días de vacaciones. En la última reunión que tuve con don Ricardo estuvimos viendo el informe que preparaste del caso Laplagne con los datos recibidos de Chillán. Para seguir adelante sería bueno que te juntaras con el joven, quien te escribió para expresarle cercanía, preocupación porque esté acompañado por ps. Hay que decirle que la persona que estudio el asunto no pudo concluir que se iniciara un proceso pero que si él conoce otros antecedentes que por favor los proporcione”.

Para el cierre de la causa, Muñoz Toledo y Hasbún, con la venia de Ezzati, no consideraron ninguno de los antecedentes aportados por Kast. Sólo se remitieron a la declaración de un sacerdote y sicólogo de Chillán, sin expertise en abusos, que plantea que dado los reportajes de la época sobre Fernando Karadima existe “posibilidad de distorsión perceptiva y cierto protagonismo mitómano a causa de las insistencias y cargas mediáticas de esos días”.




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