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Expertos desmenuzan caída del catolicismo en la CEP: "Esto no se explica solamente por los abusos"

By Consuelo Ferrer
Emol
December 18, 2018

https://bit.ly/2ExKqHK

El Mercurio

[Experts analyze the fall of Catholicism in the CEP: "The abuses alone do not explain this"]

A juicio de los analistas, se trataría de un proceso que viven las sociedades cuando "alcanzan ciertos niveles de desarrollo" y un mayor grado de educación. "Lo que hacen los escándalos de abusos sexuales es acelerar el proceso", aseguran.

SANTIAGO.- Es un antiguo dicho que viene de la tradición campestre chilena: "comulgar con ruedas de carreta". Se trata, en simple, de la obligación de creer en algo inverosímil, contrastando de manera exagerada la figura de la hostia con la pieza del vehículo rural, que no podría caber en la boca. Eso es lo que dice Cristóbal Bellolio —doctor en Filosofía Política, académico de la Escuela de Gobierno de la U. Adolfo Ibáñez y autor del libro "Ateos fuera del clóset"— que ha pasado con la sociedad chilena: "Las personas ya no comulgan con ruedas de carreta", asegura.

Lo dice a la luz de los resultados revelados este martes por la última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), que mostró que el número de personas que se declaran católicas pasó de un 69% en 2008 a un 55%, un descenso de 14 puntos en una década. Al mismo tiempo, quienes no se identifican con ninguna religión crecieron de un 11% a un 24% en el mismo periodo.
"Eso quiere decir que la sociedad chilena se está secularizando en general y no necesariamente hay un trasvasije de lo que pierden los católicos hacia los evangélicos. El mundo religioso en general, sumando católicos y ateos, se contrae", afirma. Los datos lo respaldan: la población evangélica descendió un 1% en estos diez años, pasando de un 17% a un 16%.

Sobre las causas detrás de las cifras, Bellolio señala una que está a la vista. "Los abusos en la Iglesia tienen una responsabilidad directa en el descenso del catolicismo: la pérdida de credibilidad de la Iglesia como institución está vinculada con aquella gente que ya no se quiere declarar católica", señala.

Y es que los últimos años se han destapado más escándalos dentro de la institución que los que se hubieran conocido antes en el país: el caso Karadima, abusos en iglesias regionales, la condena de John O'Reilly, las situaciones denunciadas por monjas, el encubrimiento que se le investiga a altas jerarquías eclesiales. Y parece haber todavía cosas por destapar.

La responsabilidad de los abusos

"Debería haber otras razones para que la gente se aleje de las religiones y no esta", opina el abogado de las víctimas de Fernando Karadima, Juan Pablo Hermosilla. "Esto habla de lo mal que ha estado administrado el tema por la jerarquía local en Chile".

Para él, previo a los resultados de la CEP, hay una imagen que grafica la situación: la del cardenal Francisco Javier Errázuriz acogiéndose a su derecho a guardar silencio cuando se le llamó a declarar ante Fiscalía. "Se le estaba investigando como encubridor de abuso sexual a menores... A mí me parece que la escena habla por sí misma de esta crisis. Y me da pena", admite.
Aclara que no se identifica como creyente, que de hecho es ateo, pero que la crisis de la Iglesia le preocupa. "La religión en una sociedad democrática es fundamental, y es fundamental también que se construyan espacios religiosos como un lugar seguro para mujeres y jóvenes en cuanto a la protección de sus derechos", expone. "Parece ser que, como no ha sido precisamente esa la línea que han adoptado parte de los obispos en sus defensas, estos son los costos", concluye.

Bellolio, por su parte, admite que ello se conjuga también con una "caída reputacional de muchas de las instituciones que hace algunos años eran los bastiones morales de la sociedad chilena". Menciona algunas: el Congreso, los partidos políticos, el empresariado, las Fuerzas Armadas, Carabineros. También la Iglesia. Pero tiene un matiz.

"Creo que es un proceso que tiene que ver con una corriente de secularización cultural que empezó a penetrar en Chile a partir de la modernización capitalista y por lo tanto ya desde finales de los '80 que esto se veía venir. Lo que hacen los escándalos de abusos sexuales es acelerar el proceso, pero la sociedad chilena ya estaba abandonando las expresiones de religiosidad", asegura.

Otro Chile

La tesis de Bellolio es más amplia, y va más allá de los abusos conocidos recientemente: las sociedades, al alcanzar "ciertos niveles de desarrollo material", tenderían a "abandonar las expresiones de religiosidad más tradicional".

"En sociedades donde se desarrolla el estado de bienestar, la gente siente que tiene menos vulnerabilidad frente a las contingencias del destino y eso hace que a la hora de tener un problema no recurran necesariamente al consuelo de la fe, sino que existen instituciones humanas que pueden ayudarlos a sobrellevar esos periodos difíciles", explica.
"En la medida en que la sociedad chilena se transforma en una sociedad más próspera y afluente en términos materiales, y más educada e individualista, en el sentido de ser celosa de su autonomía personal y de no querer que una institución venga a decirle cómo vivir o en qué creer, obviamente las instituciones jerárquicas y heterónomas (o que imponen reglas) como la Iglesia Católica pierden relevancia", comenta.

Para Sergio Carrasco, de Voces Católicas, las causas de ese descenso también exceden los escándalos conocidos. "Sin duda está ligado a los abusos sexuales, pero no es el único factor. La encuesta es muy clara en mostrar los fenómenos sociológicos y cómo se ha modernizado el país, y eso ha ido afectando las adhesiones", dice.

"El grueso de población que hace todo este cambio más dinámico es la generación que nace después del '80, que crece posterior a la dictadura. El país cambia y cambia el comportamiento de la persona, y el cómo quieres verte dentro de la sociedad", añade.

Las creencias de los chilenos

La encuesta también reveló otras cifras: 61% de los chilenos creen en el "mal de ojo"; 54% en la energía espiritual localizada en elementos de la naturaleza como lagos, montañas o cristales; 51% en los poderes sobrenaturales de los antepasados y un 45% en la reencarnación. Adicionalmente, un 80% afirmó creer en Dios, un 56% en la Virgen María y un 52% en los santos.

Por eso Carrasco no cree que las cifras hablen de una sociedad que dejó de creer. "Chile sigue siendo un país altamente religioso y con costumbres religiosas, un país creyente, a pesar de los descensos de la Iglesia Católica, donde hay creencias que siguen asociadas al cristianismo", señala.
Da un ejemplo reciente: la peregrinación a Lo Vásquez el pasado 8 de diciembre, para la fiesta de la Inmaculada Concepción, que celebra a la Virgen. "En Chile hay un arraigo por la creencia y las demostraciones de religiosidad popular, es un tema cultural del país asociado a la religión. No es un país que vaya avanzando hacia la secularización: esto no responde a temas de fe, sino a cómo la institución ha respondido a los abusos sexuales", añade.

A Bellolio las cifras en cuanto a creencias específicas no lo sorprenden. "Debe haber resabios de creencias populares arraigadas en la sociedad chilena y debe haber también una cierta confusión entre cuáles son las creencias establecidas de las religiones y cuáles son las más paganas. Muchas veces la gente desarrolla su propio sincretismo y su propia combinación respecto de en qué cree", comenta.

A él, los porcentajes le calzan. Dice que si hubiera, por ejemplo, un 90% de personas que creen en el infierno, le extrañaría. La cifra en esta medición alcanza el 67%. "Me parece que es consistente con un 55% de católicos y un 16% de evangélicos. Si se declaran religiosos es porque creen en el pensamiento mágico y si creen en él, no es tan descabellado que crean en todas esas otras expresiones", finaliza.




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