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Renato Poblete: Golpe al corazón de los jesuitas

By Carla Pía Ruiz And Gloria Faúndez H.
La Tercera
January 27, 2019

https://bit.ly/2B48b80


[Renato Poblete: The heartbeat of the Jesuits]

La develación de la denuncia por delitos de abuso sexual, de poder y de conciencia en contra del sacerdote Renato Poblete generó un escenario totalmente incierto para la Compañía de Jesús, ya afectada por una nueva acusación -que se mantenía en reserva- en contra del exprovincial Eugenio Valenzuela.

Ocurrió entre fines de noviembre y principios de diciembre pasado. La cita era urgente, explicó el provincial de los jesuitas, Cristián del Campo. Habían sido convocados todos los jesuitas de Santiago. Tal era la gravedad de la situación, que incluso quienes estaban fuera del país participaron. Vía Skype intervinieron en la reunión los religiosos que estaban en Argentina, en Perú y hasta algunos que estaban en Roma. Eran 60 en total.

¿La razón? Un nuevo golpe para la Compañía de Jesús, la amenaza de nueva crisis. Hasta la Congregación para la Doctrina de la Fe había llegado una nueva denuncia en contra de Eugenio Valenzuela, exprovincial.

Por esos días, los jesuitas ni siquiera vieron venir la bomba que caería sobre ellos pocas semanas después. Era una puñalada inesperada. Otra denuncia. Esta vez contra uno de sus sacerdotes más emblemáticos: Renato Poblete, el excapellán del Hogar de Cristo.

La carta

-¿Quién me va a creer que no vi la carta antes?

Esa fue la reacción de Cristián del Campo cuando, por fin, leyó la denuncia contra Poblete.

Cercanos a las autoridades de la Compañía de Jesús explican que Del Campo conoció la denuncia el jueves 10 y que, al día siguiente, le envío un mail a la denunciante (cuya identidad Reportajes se reserva) para concretar una reunión. La respuesta de la mujer habría llegado el lunes 14, fijándose una cita para el jueves 17, el mismo día en que los jesuitas publicaron un comunicado en el que informaron las acusaciones contra Poblete.

El misterio es cómo y cuándo llegó la carta que contenía la denuncia.

Según otra versión, un sobre grueso, que en apariencia contenía varios documentos, habría llegado a las oficinas de la Compañía de Jesús -en el centro de Santiago, Alonso de Ovalle con Lord Cochrane- el 2 de enero. Así lo aseguran fuentes cercanas a los jesuitas, quienes, además, explican que por un error administrativo la misiva se habría quedado varios días en el primer piso del edificio. A la oficina de Del Campo, en el cuarto piso, la carta habría llegado el 10 de enero.

Angustia. Esa habría sido la primera reacción de Del Campo al leer la denuncia. Las acusaciones eran graves. Renato Poblete no era cualquier cura.

Poblete fue capellán del Hogar de Cristo por más de 20 años. Fue él quien potenció y consolidó la institución. Fue, también él, quien impulsó la canonización del Padre Alberto Hurtado. Poblete era una figura transversal, llegaba a los empresarios, pero también a los más vulnerables. Políticamente tenía vínculos en la izquierda y la derecha. En 2009, la entonces Presidenta Michelle Bachelet le había entregado el Premio Bicentenario. En 2010, cuando ya había sido electo como Mandatario, Sebastián Piñera incluso afirmó que su intención era nombrar a Poblete como capellán de La Moneda. Pero el sacerdote murió en febrero de 2010.

En honor al excapellán del Hogar de Cristo, en 2015 un parque en Quinta Normal fue bautizado con su nombre: el Parque Fluvial Renato Poblete.

Del Campo no podía perder más tiempo. Primero se contactó con la víctima y le explicó que la denuncia tenía que ser pública. Luego, habría llamado a los familiares de Poblete y a Renato Poblete Ilharreborde, el sobrino sacerdote del excapellán.

El jueves 17 fue un día acontecido. En la mañana se concretó el primer encuentro entre Cristián del Campo y la denunciante de Poblete. A la reunión asistieron dos personas más. Una de ellas fue Juan Pablo Hermosilla, el abogado de la víctima, lo que sorprendió al provincial, porque ellos no llevaron uno. El otro asistente fue Gabriel Roblero, sacerdote jesuita y uno de los colaboradores más allegados a Del Campo.

Cercanos al provincial explican que para él era de suma importancia conocer el relato de la víctima de primera mano. Al escucharlo, explican, Del Campo no habría dudado en ningún momento. De hecho, encargó a Roblero acompañar a la víctima durante todo el proceso.

En las horas siguientes, Del Campo contactó, vía mail o teléfono, a los superiores de las 15 comunidades jesuitas que hay en Chile para contarles la denuncia contra Poblete. Ellos le contaron al resto de los sacerdotes.

Ese mismo jueves 17, a las 16.48 horas, la Compañía publicó el comunicado en el que anunciaba la apertura de una investigación previa -llevada a cabo por la misma congregación, en contra de Poblete.

Delitos. Era la primera vez que los jesuitas ocuparon la palabra para referirse a una denuncia. La acusación era sobre delitos graves en el ámbito sexual, de poder y de conciencia, contra una mujer que habría tenido 19 o 20 años al momento de iniciarse los hechos, a mediados de los 80.

El nuevo estilo

“La Compañía de Jesús está muy quebrada”. El diagnóstico es compartido por varios jesuitas. Quedó de manifiesto, dicen, el día en que Cristián del Campo les comunicó a 60 jesuitas que había una nueva denuncia en la Congregación para la Doctrina de la Fe en contra de Eugenio Valenzuela.

Ese día, entre fines de noviembre y principios de diciembre pasado, el provincial chileno explicó además lo que la Compañía está haciendo en relación a las denuncias en contra de sacerdotes. Habló, por ejemplo, de la Comisión Especial de Trabajo sobre Abuso Sexual de Menores que se formó en abril pasado. Siete miembros, entre ellos Elizabeth Lira y Patricio Walker, conforman la comisión. ¿Cuál es su tarea? Proponer acciones y mejoras respecto de cómo se abordan los casos. De hecho, la próxima semana Del Campo recibirá un informe de esta comisión, en el que se hace un balance del abordamiento de los casos. Pero lo más importante será la entrega de una propuesta de un nuevo protocolo para enfrentar las denuncias.

Del Campo también destacó la decisión de entregar las investigaciones de este tipo de casos a un laico. El abogado Waldo Bown está desde enero de 2018 trabajando con los jesuitas. Primero se le encargó la investigación previa del caso del sacerdote Jaime Guzmán, luego la denuncia en relación a Leonel Ibacache. Y hace menos de un mes que está a cargo de la investigación del caso de Renato Poblete. En este último, Del Campo asignó al sacerdote Francisco Jiménez a cargo de ayudar a Bown, una decisión que -según explican en la misma Compañía- obedece al peso específico de la imagen pública del excapellán del Hogar de Cristo en la orden.

Del Campo le permitió a cada uno de los jesuitas presentes en la reunión, físicamente o vía Skype, que diera su opinión. Y ahí predominaron dos posturas completamente opuestas. Gran parte de los sacerdotes de mayor edad manifestaron su molestia con la exposición que se ha hecho de las denuncias que afectan a la Compañía. Mientras, varios de los sacerdotes más jóvenes le exigieron al provincial que había que ser más transparentes. Algunos, según sostuvieron participantes de la cita, incluso enrostraron a Del Campo por no “haber hecho más”.

Este 2019, Cristián del Campo termina su periodo como provincial de los jesuitas en Chile. Seis años que comenzaron el 30 de septiembre de 2013, cuando sucedió a Eugenio Valenzuela, luego de su obligada salida. A Valenzuela aún le quedaba un año más en el cargo de provincial.

Fuentes jesuitas explican que, probablemente, a Del Campo le ha tocado enfrentar uno de los períodos más complejos para la Compañía de Jesús. Primero, el caso de Valenzuela; luego, la reapertura de las investigaciones contra Jaime Guzmán, Leonel Ibacache y, ahora, Poblete. Quienes conocen al actual provincial dicen que se le ve cansado y estresado, a veces derechamente desbordado. Incluso, se comenta que ha bajado cinco kilos.

El factor Valenzuela

Eugenio Valenzuela nació en Florida, Estados Unidos. Pocos saben que el “Keno”, como lo llaman sus cercanos, es hijo de Eugenio Valenzuela Somarriva. Este último fue ministro del Tribunal Constitucional durante el régimen militar. Tuvo un rol fundamental en que el plebiscito de 1988 fuera como fue. Fue el voto de Valenzuela Somarriva el que fijó la reconstitución del registro electoral.

Jesuitas de la época explican que el sacerdote tenía un carisma innato. Sus principales virtudes, la empatía y la capacidad de atraer jóvenes, no pasaron desapercibidas en la Compañía y fue nombrado promotor vocacional de la orden. Valenzuela visitaba los colegios jesuitas buscando “vocaciones”. Cada vez que un joven manifestaba alguna inquietud sobre entrar o no a la Compañía era derivado a Valenzuela. Él los ayudaba en el discernimiento vocacional. Incluso, explican exjesuitas, el sacerdote hacía ejercicios espirituales a los alumnos de tercero y cuarto medio.

Por su cercanía con los jóvenes, a nadie le pareció extraño que en 1998 Eugenio Valenzuela fuese nombrado maestro en el Noviciado de Melipilla.

El noviciado es la primera parte de la formación jesuita. A Melipilla llegan jóvenes de entre 18 y 22 años. Los dos primeros años allí son claves. Las primeras quejas contra Valenzuela surgieron por una inquietud: ¿Por qué los novicios que salían del noviciado y se iban a estudiar Filosofía seguían siendo guiados espiritualmente por él? Se habló de una “dependencia emocional”.

En el noviciado, Valenzuela estuvo hasta 2008. El 25 de febrero de ese año fue nombrado provincial de la orden en Chile. La decisión, explica un jesuita, no estuvo exenta de dudas. Varios cuestionaron si alguien que generaba dependencia afectiva con los futuros sacerdotes podía ser provincial.

Las primeras denuncias contra Valenzuela fueron conocidas por la orden en 2010 y 2011, respecto de hechos que los denunciantes ubicaron entre los años 1995 y 1998.

Un exnovicio jesuita relata que al momento de denunciar a Valenzuela con un sacerdote, este le explicó que los hechos no eran tan graves y que el provincial era muy valioso para la congregación.

-Me dijeron que Valenzuela era una “debilidad bien aprovechada”.

Al mismo tiempo que Valenzuela era acusado e investigado internamente por la Compañía, los jesuitas recibieron las primeras denuncias contra el jesuita Jaime Guzmán. Las acusaciones, en su calidad de provincial, las recibió Valenzuela, entre agosto de 2010 y comienzos de 2011. Recién en 2012 se les avisó a las víctimas que Guzmán había sido condenado por “situaciones abusivas de índole sexual”: la pena fue de cinco años.

Aunque la condena de Guzmán fue conocida por todos los jesuitas al momento de la sentencia, en 2012, públicamente se comunicó recién el año pasado. La orden venía del provincial, o sea, de Valenzuela: explicó que la condena no iba a ser pública porque una víctima lo había pedido así.

Respecto de las primeras denuncias contra Valenzuela, en 2010-2011 se concluyó que los hechos no eran constitutivos de delitos. Aunque, como medida preventiva, se le prohibió el acompañamiento espiritual. Esto solo se manejó a nivel interno de la Compañía.

Las denuncias contra otros jesuitas siguieron. En octubre de 2011 fue denunciado el hermano Raúl González, por hechos de abuso sexual en 1999, cuando el denunciante era menor de edad. En marzo de 2012, el provincial Eugenio Valenzuela ordenó que se iniciara una investigación canónica que concluyó que González era culpable. El caso se hizo público a mediados de 2018.

Los primeros días de 2013, el provincial Valenzuela conoció nuevos antecedentes de denuncia. Contra él. Por eso, el cambio de provincial se adelantó para el 30 de septiembre de ese año, cuando asume Cristián del Campo. Un día después, se inicia una tercera investigación contra Valenzuela. Las conductas del exprovincial no fueron calificadas como constitutivas de delito. Sin embargo, los jesuitas hablaron de “conductas imprudentes” y se le restringió el ejercicio sacerdotal.

El foco volvió a estar en Valenzuela, nuevamente, en diciembre de 2013. La Congregación para la Doctrina de la Fe recibió directamente otra denuncia contra el exprovincial y la Compañía de Jesús -en una decisión interna- le prohibió completamente el ministerio sacerdotal. Aun así, en 2015 la Congregación para la Doctrina de la Fe decidió no abrir un proceso canónico.

Eso hasta diciembre de 2018, cuando el mismo organismo recibió otra denuncia contra el exprovincial.

¿Por qué es tan importante el caso del exprovincial de los jesuitas? Eugenio Valenzuela marcó una época dorada en la orden. Fue, como en la época afirmaban los religiosos, “el mejor de todos”: promotor de vocaciones, maestro de novicios y provincial. Por ejemplo, entre los años 1997 y 1999 entraron 30 jóvenes al noviciado dirigido por Valenzuela. Treinta novicios, 30 vocaciones, 30 futuros jesuitas. Pese a eso, de los 30 hoy solo cuatro siguen en la Compañía de Jesús.

Aunque Eugenio Valenzuela tiene prohibida la formación de jóvenes y el acompañamiento espiritual, nunca ha sido objeto de una investigación en tribunales civiles y hasta hoy vive en la Residencia San Ignacio, justo al lado del Colegio San Ignacio Alonso de Ovalle.

Es más. En la práctica, Eugenio Valenzuela tiene prohibido el ministerio sacerdotal.

La página de la Iglesia San Ignacio dice algo distinto. Pese a que existe una sanción que le impide hacerlo, el jesuita tiene programado celebrar un matrimonio en marzo de 2019.

El caso de Poblete

La develación de la denuncia por delitos de abuso sexual, de poder y de conciencia en contra del sacerdote Renato Poblete generó un escenario totalmente incierto para los jesuitas.

En los círculos de la Compañía de Jesús aseguran que nunca hubo serias sospechas en contra de Poblete, aunque en el entorno de la denunciante sostienen que -a medida que avance el caso y ya que el sacerdote está muerto- podrían levantarse acusaciones de encubrimiento en contra de la orden en la justicia ordinaria.

Hasta diciembre de 2018, la preocupación de los líderes de los jesuitas estaba centrada en la nueva denuncia contra Eugenio Valenzuela, presentada directamente ante la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Eugenio Valenzuela era el quinto sacerdote bajo la lupa de los jesuitas. La lista, además, está conformada por: Leonel Ibacache, Jaime Guzmán, Juan Pablo Cárcamo y Raúl González.

Eso hasta enero de 2019.

Frente a la denuncia realizada en contra de Renato Poblete, la posición oficial de los jesuitas, comentan fuentes cercanas a las autoridades de la Compañía de Jesús, es que hasta ahora han seguido los protocolos, cuidando los procesos de las víctimas y la objetividad de la investigación.

La víctima de Poblete, una docente de la Universidad Católica, relató su testimonio el viernes 25 ante el abogado Waldo Bown. La declaración duró cinco horas. Dicen que no sería la única denuncia. Además, explican quienes conocen la investigación, se podrían sumar dos casos más en contra del excapellán del Hogar de Cristo.




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