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Ocho exalumnos salesianos de Deusto denuncian a “don Chemi” por abusos

By Julio Núñez
El País
February 2, 2019

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El exsalesiano José Miguel San Martin, 'don Chemi', durante la primera comunión de algunas de sus supuestas víctimas de abusos en 1983.

[Eight alumni of Salesian school accuse "Father Chemi" of abuse]

Las víctimas acusan al entonces religioso de maltrato físico, tocamientos y violación

Ocho antiguos alumnos del colegio salesiano de Deusto (Bilbao) han denunciado a lo largo de esta semana ante la Ertzaintza al exsalesiano José Miguel San Martín, conocido como don Chemi, por abusos sexuales y físicos durante la década de los ochenta. Los denunciantes, de varias promociones escolares, decidieron denunciar los casos de pederastia después de que a comienzos de este año EL PAÍS publicase el relato de otra supuesta víctima, José Antonio Pérez (que también se ha unido como denunciante), donde narraba cómo San Martín abusó de él entre 1978 y 1980 en las instalaciones del centro. En las denuncias se describen tocamientos, besos, violaciones y agresiones físicas a niños de entre 8 y 10 años. En una entrevista telefónica, el acusado negó los hechos, aunque admitió que "hubo cosas que se podían malinterpretar". Los salesianos subrayan que nunca recibieron denuncias contra San Martín, que abandonó la orden a principios de los noventa. No obstante, uno de los denunciantes asegura que su madre acudió en 1988 con otros padres de abusados a contar lo sucedido al director del colegio de entonces.

Los relatos de Julio, Jaime, Jonás, Antonio, Pedro, Lucas y Bautista (nombres ficticios) son diferentes, pero todos giran en torno a un mismo sentimiento: miedo por los abusos sexuales y las palizas desmedidas de don Chemi. Seis de ellos han denunciado agresiones sexuales y dos de ellos físicas. Nunca hablaron entre ellos de lo que pasó durante los cursos de EGB en los salesianos, pero los recuerdos jamás se fueron. Tras leer la noticia de Pérez en EL PAÍS —supuesta víctima a la que no conocían— decidieron crear un grupo de WhatsApp y tomar alguna medida "para que la sociedad conociera que dicho relato no era un caso aislado". Sentados alrededor de una mesa, seis de ellos cuentan su historia a este diario para dar a conocer el encubrimiento de la orden, “que conoció y permitió que don Chemi siguiera abusando de menores”. Según admiten, tienen constancia de que Chemi abusó de más compañeros y conocidos. Pese a que los delitos han prescrito, tienen la esperanza de que la justicia descubra si el acusado ha continuado abusando de menores.

"Psicópata. Depredador. Encantador de serpientes", son algunos de los calificativos con los que todos ellos coinciden cuando describen al supuesto abusador. Desde puñetazos y patadas hasta tocamientos y violaciones. Para Julio, las secuelas han sido tan grandes que aún continúa en terapia. Como la mayoría de sus compañeros abusados, jamás contó en casa los abusos que sufrió tanto en el campamento de verano como en una de las aulas insonorizadas del sótano del centro. "Aún recuerdo aquel olor. Tanto el de la sala como el de su perfume dulzón. A veces, cuando voy por la calle, me viene ese hedor a la memoria y, de manera involuntaria, comienzo a vomitar", relata Julio visiblemente afectado. Las noches de insomnio se acumulan y el paso de denunciar, admite, le ha costado mucho. "Tengo momentos de euforia y de depresión. ¿Sabes lo que significa no conocer la felicidad plena? La Iglesia dice que el perdón es importante, hasta lo eleva a sacramento. La institución debería ver esto [los abusos] como algo pastoral y pedir perdón como ejemplo", subraya mientras sostiene una taza de café.

Antonio confiesa que, en su caso, los abusos no le han afectado. No obstante, al escuchar a sus compañeros y al conocer que pueden existir más víctimas, se ha unido a la iniciativa de denunciar "para que más afectados saquen a la luz sus casos" y la justicia actúe. Cuenta que, cuando Chemi le agredió sexualmente, se lo dijo a su familia. Su madre acudió con los padres de otro niño abusado a la AMPA, que fue a hablar con el director para contar lo sucedido. San Martín, que por entonces era tutor del 5º curso y orientador psicológico, abandonó poco después la orden. El director, dicen, no aconsejó a la familia denunciar los hechos a la policía. La congregación ha asegurado a EL PAÍS en varias ocasiones que "nunca habían recibido ninguna queja por abusos de este profesor" y que se limitó a añadir que "abandonó la orden allá por los años noventa".

Desde entonces, San Martín ha participado en diversos campamentos en el País Vasco, en algunos como director de los mismos. Hasta este viernes por la mañana, la web del Grupo Aldekoa que se dedica hacer actividades de ocio, tenía colgado su currículum, donde, además de mostrar sus estudios en psicología, añade que es entrenador de atletismo y director de varios coros escolares. La empresa ha subrayado a este periódico que, pese a aparecer como colaborador, nunca ha tenido ninguna relación laboral con ellos. Poco después de dicha conversación, eliminaron el perfil de San Martín de su página web "hasta que el juez determine la culpabilidad o no". El exprofesor se hace llamar profesor Kermann y en Internet también pueden encontrarse varios libros suyos sobre psicología. "Está en esos campamentos con niños. Si en Deusto abusaba, ¿quién dice que no pueda haber más víctimas? Al menos, los padres de esos niños necesitan saber que esta persona está acusada de pederastia", dice Antonio.

"Eran palizas brutales"

Jaime asevera que hasta ahora, después de hablar con sus antiguos compañeros de lo sucedido, no se había dado cuenta de las secuelas que le habían generado "el clima de violencia" y los abusos. "Estoy envenenado de odio. Un odio visceral. Es mencionar cualquier cosa de los salesianos o de la Iglesia en general y me enfado", dice. Jaime, junto a sus compañeros, recuerda una anécdota en el despacho de don Chemi, cuando cierto día les llevó con él. "Nos quedamos solos y uno de nosotros cogió una figurita de plástico de un premio Oscar donde ponía: 'Premio al mejor profesor'. Empezó a hacer el tonto y a gritar que había ganado un Oscar. En ese momento entró don Chemi, le soltó un guantazo y le partió el labio. Cerró la puerta con nosotros dentro y mientras le curaba la herida nos dijo: 'Esto queda entre nosotros". Estos episodios, cuentan todos, no eran aislados y se repetían continuamente. 

"Eran palizas brutales. Cada año elegía a alguien y le daba una tunda delante de todos para que le tuviéramos miedo", asevera Julio. En su curso, dice, le tocó a Jonás. "Se me olvidó el cuaderno y nuestra profesora le mandó llamar. Cuando llegó empezó a darme puños y al final me tiró a la papelera", cuenta el afectado. La supuesta agresión fue durante el curso de 1982 y 1983. Por entonces, San Martín era jefe de estudios de educación elemental en el centro. Todos en la mesa recuerdan mejor que el agredido la paliza. "Intentaste escapar y te caíste entre los pupitres. Él fue a por ti y te empezó a dar patadas delante de todos", le cuenta Jaime a Jonás mientras el resto asiente con la cabeza. Jonás cuenta que su madre fue a hablar con el director, pero no pasó nada.

Lucas es el otro de los exalumnos que ha denunciado maltrato físico: 54 guantazos antes de que sonase el timbre del recreo. Con el último, cuenta, le tiró del pupitre. "Todo el mundo hablaba bien de él. Tenías que tragártelo todo y crear una ulcera en el estómago. Era como el personaje de Dr. Jekyll y Mr. Hyde: el profesor perfecto para las madres y para nosotros un psicópata", añade Bautista, que describe como el exprofesor también organizaba actividades con las madres por las tardes en las instalaciones del centro. 

Los denunciantes admiten que saben que los delitos han prescrito, pero confían en que contar sus casos anime a otras víctimas de Deusto a salir y a que se investiguen "posibles casos que don Chemi haya podido cometer" y "salga a la luz el encubrimiento de la orden de los salesianos". Ir a la Ertzaintza y recordar todo de nuevo, explican, les ha resultado duro. "Bilbao es un pueblo", dicen. Por esa razón usan nombres ficticios.




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