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La catarsis a puertas cerradas de los jesuitas

By Carla Pía Ruiz Pereira
La Tercera
February 23, 2019

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[Catharsis behind the Jesuits' closed doors]

Las acusaciones de abuso sexual en contra de varios de sus miembros -entre ellos Renato Poblete- marcaron la reservada cita en Padre Hurtado. Golpeados. Así llegaron los 115 jesuitas al último Encuentro de Provincia, en el que se cuestionaron todo. Su estructura, su formación, su relación con el poder. Su soberbia. La crisis que vive hoy la Iglesia Católica chilena les recordó algo: todos han caído. Y los jesuitas también.

“Los jesuitas siempre nos hemos sentido un poco distintos. Así como mejores que el resto de los curas. Pero el tema de los abusos nos puso, con todo el dolor y vergüenza del mundo, los pies en la tierra”.

Minutos antes de esas palabras, las del capellán nacional de Gendarmería, Luis Roblero, el provincial Cristián del Campo había presentado el informe elaborado por la Comisión Especial de Trabajo sobre Abuso Sexual de Menores. No era cualquier informe. Era un documento que se comenzó a elaborar en abril de 2018, por siete laicos.

Clericalismo.

Autoritarismo.

Caudillismo.

Patriarcado.

Las palabras del informe son duras. El diagnóstico sobre la Compañía de Jesús habla de una suerte de cultura poseedora de la verdad divina y seducida por el poder.

Los 115 jesuitas que estaban en la sala, en la primera reunión plenaria del Encuentro de Provincia, escuchaban con atención. 114 estaban sentados en sillas, formando una suerte de medialuna, mientras el provincial estaba en una mesa sobre una tarima, justo al centro de la sala.

Roblero fue el cuarto en tomar la palabra. Después de meses de silencio, las piezas calzaban. Con el informe la incertidumbre desapareció. El problema no era un sujeto, eran todos.

-Somos lo que somos: no somos más, no somos distintos. Ese debe ser el punto de partida para enfrentar esta situación -dijo Roblero.

El mea culpa

Mateo 14, 24 – 33

“La barca, que estaba ya muy lejos de la orilla, era sacudida por las olas, porque el viento era contrario (…) Pedro saltó de la barca y, andando sobre las aguas, iba hacia Jesús. Pero al ver la violencia del viento se asustó y, como empezaba a hundirse, gritó: “¡Señor, sálvame!”. Jesús le tendió la mano, lo agarró y le dijo: “¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?”. Subieron a la barca (los discípulos), y el viento se calmó”.

El Encuentro de Provincia comenzó con esta cita bíblica, compartida por el director de la Revista Mensaje, Tony Mifsud. Tres puntos eran los claves para los jesuitas. Por qué nos estamos hundiendo, hombres de poca fe, no teman. Minutos después, los 115 sacerdotes se fueron a rezar.

-Comenzamos con un largo rato de oración, personal y comunitaria, inspirada en ese texto del Evangelio. En la vida hay situaciones complejas que enfrentar, pero la verdad siempre nos hará libres -dice Mifsud.

Luego se reunieron por grupos. Entonces vinieron los comentarios.

-Que increíble que no hayamos sabido nada.

-Cómo nadie escuchó algo.

-Estaba tan unido al poder que era imposible dudar de su vida.

Hablaban de uno de los jesuitas más emblemáticos. Renato Poblete, el excapellán del Hogar de Cristo, que murió hace 9 años, en 2010. La fecha exacta: 18 de febrero. Poblete marcó para siempre la fecha histórica del Encuentro de Provincia.

Ni Eugenio Valenzuela, ni Jaime Guzmán. Tampoco Juan Pablo Cárcamo, Leonel Ibacache o Raúl González. Ninguno de los jesuitas sancionados por casos relacionados con abusos asistió al encuentro. Miembros de la Compañía explican que cada uno de ellos decidió no participar. Se quiera o no, dicen, cuando alguno de ellos está presente hay que hablar con delicadeza.

Aunque por razones distintas, otro jesuita que no asistió fue Felipe Berríos.

El 18 de febrero se celebró la primera reunión plenaria -en la que participan todos los jesuitas- y que estuvo marcada por dos informes: un estudio sobre abusos, prevención y reparación; y otro, sobre la formación jesuita en Chile, a cargo de la socióloga Constanza Prado.

-El informe de la formación pone de manifiesto un estilo de vida alejado de la vida del común de las personas que se debe revisar. En otras palabras, un modo de vida con formas, normas y códigos que solo los de adentro podemos descifrar -explica Luis Roblero.

Fueron varios los que pidieron la palabra. Jorge Costadoat, Fernando Montes, Pedro Labrín, Rubén Morgado, entre otros. Incluso este año había una novedad: vía streaming participaron varios jesuitas chilenos que están hoy en otros países del mundo. Por ejemplo, Antonio Delfau y Marcelo Gidi, que viven en Roma.

Aunque casi todos los jesuitas contactados por Reportajes concuerdan en que entre las intervenciones no hubo voces disonantes, también reconocen que durante los días previos al encuentro hubo conversaciones. Algunas tensas, como una discusión que habrían tenido Montes y Costadoat.

Tiempo de sorpresas

-Es la primera vez que los jesuitas están tan frágiles -dice Nelly León, capellana del Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín y una de las expositoras invitadas a la reunión anual de la Compañía de Jesús.

Todos los meses de febrero son similares para los jesuitas. Primero, dos semanas de vacaciones, en las que cada comunidad viaja. Generalmente, a algún pueblo del sur, ojalá cerca de un lago. Durante la mañana, pan tostado con mermelada y leche sin lactosa al desayuno, acompañado del diario, deporte, oración y lectura. El almuerzo se prepara entre todos. Siesta. Lago. Lectura de nuevo. A las 20:00 una misa. Luego cena y alguna película.

Pero este febrero fue distinto. Las fechas y más o menos la forma sería la de siempre, pero el contenido no. La denuncia contra Poblete fue devastadora. ¿Qué esperaban del encuentro?

La respuesta de los jesuitas era inmediata: nada.

Dolidos, avergonzados, desconcertados. Así llegaron los 115 sacerdotes a Padre Hurtado, al que probablemente ha sido el encuentro más difícil de los jesuitas. Y también el más inusual.

La primera novedad fue la participación de María Clara Bingemer, una teóloga brasileña. Primera mujer en la historia de la Compañía en Chile en dar los retiros espirituales. La fueron presentando de a poco, pese a que era conocida por varios jesuitas chilenos. Como Juan Ochagavía, con quien trabajó en CVX (Comunidades de Vida Cristiana).

El 19 de febrero, segunda jornada del Encuentro de Provincia, asistieron 15 laicos a exponer sobre diferentes temas. Cinco en total.

Tres laicos, ocho jesuitas, un tema. Y rotando. Se habló, por ejemplo, de la estructura de la Compañía de Jesús, ¿es válida? Nadie lo dice, pero muchos lo piensan: hay que cambiarla. Educación, ¿es necesario ir más allá de los colegios que pertenecen a la orden? Quizás sí. Expuso Danilo Frías, rector del colegio San Ignacio Alonso Ovalle, y también Jorge Radic, rector del San Ignacio El Bosque. Cómo vincularse con los jóvenes y la colaboración laical fueron otros temas de interés.

Varios jesuitas opinaron.

-Nosotros criticamos el abuso de poder de la Iglesia. Pero nosotros como jesuitas también hacemos lo mismo. La gente podría evaluar a sus párrocos, que no se elija a dedo -dijo uno.

-Llega un nuevo provincial y cambia todo. Hace un tiempo hicimos un proyecto para la provincia, nos demoramos tres años, llegó el nuevo provincial y lo guardó en el cajón -criticó otro.

-La Iglesia Católica y los jesuitas no nos podemos sentir los dueños del espíritu santo. Hay que discernir junto a otras espiritualidades -explicó Carlos Bresciani, un jesuita que trabaja en Tirúa.

El quinto tema -Iglesia y espiritualidad- estuvo a cargo de tres mujeres, entre ellas Nelly León y Judith Schönsteiner, miembro de Mujeres e Iglesia y especialista en DD.HH. Ellas explicaban, ellos escuchaban. Luego a discutir. Lo cierto es que el panel estaba a cargo de mujeres por una razón: jesuitas, hombres, mucha cabeza e intelectualidad, poco sentimiento. ¿Cómo ejercer la autoridad más que el poder? ¿Cómo los jesuitas se conectan con lo femenino y lo afectivo?

Pero la tercera pregunta fue una bomba: ¿Cómo se relacionan los jesuitas con las mujeres? Silencio. La misma Nelly León contestó:

-Lo que pasa es que ustedes castran sus afectos cuando entran a la Compañía.

Al rato, Fernando Montes se le acercó y le confesó: “Nos dejaste re mal”.

-Los jesuitas hoy están haciendo su reflexión desde su vulnerabilidad. Desde su pecado. El pecado no es de uno, no es de personas puntuales. Lo vienen pensando hace tiempo -dice León.

Todos para uno

El 20 de febrero fue el “Día de Provincia”. La ocasión en que Cristián del Campo dio su sexta y última cuenta pública. A las 9:30 de la mañana, el provincial citó el trabajo con los migrantes, con el pueblo mapuche, con los jóvenes, con los colegios. Esa fue la parte positiva. Pero también pidió a los jesuitas que asumieran el dolor causado.

-No se trata de “empatar” para que no nos sintamos tan “malos”, sino que se trata de asumir el mal causado desde lo que somos. Tampoco se trata de dejar de sentirnos orgullosos por el tremendo bien que hace la Iglesia, pero sí se trata de que el bien nunca nos haga ciegos al mal que también podemos hacer -dice Luis Roblero.

La hora del almuerzo, entre ensaladas, carne y botellas de vino tinto Misiones de Rengo, fue momento de distensión. Con el postre, macedonia de frutas, vinieron las despedidas.

Al retiro, que comenzó el 20 en la noche, se quedaron la mayoría de los jesuitas. Pero algunos, como los que viven en el sur o los que trabajan en colegios y universidades, debieron irse. Entre ellos, el mismo Cristián del Campo, que hará sus ejercicios espirituales en abril.

Antes de entrar al retiro, que durará hasta el 28 de febrero, varios comentaron la misa final. Josse van der Rest y Cristián Brahm fueron dos de los jesuitas que celebraron los “jubileos”, que son los religiosos que están de aniversario: cumplen 25 o 50 años de jesuitas u otros de sacerdocio. Pero el momento más significativo fue otro.

Entre los más de 100 jesuitas, también había un joven de 26 años. Un ingeniero comercial que, en medio de la misa, fue presentado al resto de los sacerdotes.

Felipe Vicuña es el único joven que el próximo 10 de marzo ingresará al noviciado jesuita. Y si bien en los buenos tiempos entraban hasta 15 novicios por año, la última época ha estado marcada por la baja de las vocaciones.

Incluso hubo un año en que no entró nadie.

El futuro jesuita fue recibido con un aplauso cerrado de todos. Quizás Vicuña no es un héroe que entra a la Compañía en un momento malo, pero sí puede ser una señal de que lo último que se pierde es la fe.

Luego de la bienvenida, la misa siguió.

Esta vez, y a pesar de todo, con un jesuita más.




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