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'Hay curas a quienes se les está pidiendo el pasado judicial'

By Martha Soto And Jose Alberto Mojica
El Tiempo
May 14, 2019

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El cardenal Salazar dijo que hay protocolos para identificar casos de abuso, ayudar a víctimas espiritual y psicológicamente y evitar nuevos casos.

El cardenal Rubén Salazar destaca que, en el caso de Bogotá, ya existe un completo protocolo con el que el riesgo de abuso por parte de un sacerdote es mínimo.
Photo by Claudia Rubio

[Cardinal Salazar admits Colombian Church is lagging in investigations of clergy sex abuse]

El cardenal Rubén Salazar descarta una epidemia, pero admite que hasta ahora arrancan indagaciones.

El máximo jerarca de la Iglesia católica, cardenal Rubén Salazar, admitió, en entrevista con EL TIEMPO, que están rezagados en las investigaciones de casos de sacerdotes pederastas y violadores. Y, aunque no tiene cifras en la mano, aseguró que no cree que el problema sea tan grave como se ha registrado en otros países.En tono enérgico, también descartó que obispos hayan sido cómplices en casos de traslados al exterior de sacerdotes con antecedentes. Sin embargo, reveló que ahora les exigen pasado judicial a los curas trasladados y que ya hay protocolos para proteger a los niños en ambientes eclesiales.

Por primera vez, el también arzobispo de Bogotá, habló de colaboración con la Fiscalía, de posibles indemnizaciones a las víctimas por parte de la Iglesia y hasta de apoyo a sus victimarios.

Además, rechazó de tajo que el celibato tenga relación alguna con el abuso a menores y anunció que se opondrá a cualquier intento por obligar a los sacerdotes a denunciar casos de pederastia que conozcan durante la confesión.

¿Qué tan grave es el tema de abuso en Colombia?
No tenemos una investigación a fondo, y nos hace falta. No porque no hayamos querido sino porque no hemos podido. Cualquier cosa que se diga es una aproximación.

Las indagaciones van muy adelantadas en otros países. ¿Qué ha impedido que pase lo mismo acá?

Acá no estamos capacitados aún para hacer ese tipo de investigaciones. En otros países, el fenómeno ha sido casi avasallador, y eso ha hecho que la Iglesia, allí, se haya visto en la necesidad de investigar. Nosotros todavía no tenemos esa consciencia clara de que aquí, el problema puede ser grande porque no lo conocemos. También hay un factor importante y es que no tenemos investigadores lo suficientemente serios para hacer ese trabajo. Se necesita gente especializada, consciente, racional.

¿Y eso cuándo va a suceder?
Cuando tengamos un equipo suficientemente profesional y los recursos para hacer una investigación a fondo. Cada diócesis está haciendo esa tarea. Más adelante vamos a poder hacer un esfuerzo a nivel nacional de reunir todos los datos y tratar de presentarlos.Usted habló de 100 casos en Colombia...
No es un dato que pueda reafirmar. Pero, al decir que hay una aproximación de 100 casos, significa que en Colombia el fenómeno no ha sido tan grave. No quiere decir que esa cifra sea despreciable. El papa Francisco lo ha dicho con toda claridad, basta un caso para que tomemos consciencia de que es un crimen que nunca se ha debido cometer. Basándome en lo que conozco, puedo decir que aquí no hemos tenido una epidemia de abusos.

Hay casos de curas acusados de violar mujeres y abusar de niños que han salido del país con el respaldo de sus superiores. ¿También van a revisar esa trashumancia?
El abuso de menores es una cosa, y problemas de sacerdotes con mujeres e hijos es otra.

¿Qué diferencia hay si han abusado de niñas de 11 años dejándolas embarazadas?
Ahí habría doble crimen: un abuso de un menor y un abuso de una mujer que la lleva al embarazo. Pero hay sacerdotes que pudieron haber tenido fallas con mujeres mayores de edad en donde no hay el caso de abuso a menores. En cuanto a los que se han ido al exterior hace algunos años, cuando un sacerdote pedía permiso para viajar por propia cuenta, no había una sospecha del obispo.

En el caso del cura Jesús Suárez, suspendido en Texas, tenemos evidencia de que salió del país con el apoyo de superiores a pesar de que había denuncias...
Ese es un caso puntual que habrá que investigar y no pueden generalizar. Pero no podemos sacar conclusiones de que los obispos se desencartaban de los curas problema. En ningún momento ha habido el deseo de encubrir, eso lo puedo afirmar conociendo los obispos del país. Ahora, a cualquier sacerdote que salga de una diócesis hacia otra se le exige un testimonio de su obispo de si tuvo o no problemas. Incluso se les está pidiendo el pasado judicial.

¿El derecho canónico tiene herramientas para enfrentar estos casos?
Hay una sección penal que prevé que un sacerdote o un clérigo pueda cometer una falta, pero es una cosa relativamente vaga. Juan Pablo II precisó un poco más a raíz de los escándalos en Estados Unidos. Pero, sobre todo, Benedicto XVI, en el 2011 publicó normas más estrictas en la Congregación de la Doctrina de la Fe. Tenemos muy claro cómo enfrentar un problema de esta clase.

En Chile y California se abre paso la excepción al secreto sacerdotal cuando se trate de abuso. ¿Está de acuerdo?
No está permitido. El sacerdote que recibe una acusación en confesión no puede ser infidente. Se le tiene que advertir al penitente la obligación de denunciar.

EL TIEMPO conoció casos ocurridos en los 90. ¿Se pueden reconstruir?
Es difícil porque en muchos casos solo tenemos el testimonio de uno contra el de otro. Uno tiene que creerle más a la víctima. Sin embargo, se han conocido casos de falsas acusaciones, de calumniadores que se han retractado.

La Iglesia participó en el proceso de paz con las Farc. ¿Qué hacer para conseguir verdad, justicia y reparación en casos de violación y pederastia?
Eso es lo que pedimos. Hay una investigación previa en la cual se nombra a dos auditores y un notario para que se haga todo el proceso de investigación para ver hasta dónde es válida. De inmediato se sigue el proceso administrativo. Sí es el caso de un menor, va a Roma y allá se autoriza iniciar el proceso para buscar la justicia. En cuanto a la reparación está lo civil. Tenemos instituciones que ayudan a que las víctimas se recuperen psicológica y espiritualmente y se reintegren a la sociedad.

¿La Iglesia está obligada a una reparación económica?
Hay que analizar cada caso. El primer responsable es el sacerdote. El diocesano tiene sus bienes, por eso es el primer responsable.

¿En qué casos debe responder económicamente la Iglesia?
Hay un peligro grande y es que se han probado falsas acusaciones por obtener dinero. Yo espero y confío que la justicia colombiana sea siempre justa, y, por lo tanto, que en cada caso sea capaz de discernir cuándo se da o no la necesidad de una remuneración económica por parte de las diócesis.

Ya hubo una indemnización en la diócesis del Líbano. ¿Se pueden afectar las finanzas de la iglesia?
Ahí fueron 400 millones o algo así. Tuvimos que hacer casi una vaca, una colecta para ayuda.

¿Hay contacto con la Fiscalía para los casos en curso?
No hemos entrado en diálogo oficial, en el sentido de mirar cada caso. Pero sí, en facilitar todos los procedimientos que pueda hacer.

Hay un peligro grande y es que se han probado falsas acusaciones por obtener dinero. Yo espero y confío que la justicia colombiana sea siempre justa

¿Están en ese mismo diálogo con congregaciones que también tienen casos, como jesuitas, capuchinos...?
Es permanente. He tenido reuniones con provinciales para tratar casos concretos. Estamos listos a hacer lo necesario para que se cumpla lo que ustedes dicen: verdad, justicia y reparación. En la próxima asamblea plenaria del episcopado, ese es un tema que vamos a tratar de nuevo. Y aquí falta una pregunta clave: ¿qué vamos a hacer para evitar casos futuros? Debemos crear una mentalidad nueva respecto al cuidado de niños y adolescentes. Hay protocolos de lo que tiene que ser la protección de los menores en cada ambiente eclesial, para que el riesgo sea cada vez menor. En la Arquidiócesis de Bogotá tenemos unos protocolos tan estrictos que el riesgo de un abuso es mínimo.

¿Llegó la hora de poner en el tapete el tema del celibato?
No. Estoy convencido de que no tiene nada que ver con el abuso.

Entonces, ¿algunos curas se volvieron pederastas o algunos pederastas se volvieron curas?
Es difícil generalizar. Podría decir que el pederasta no se hace, tiene esa tendencia desde pequeño. Nosotros también buscamos la recuperación del victimario.

¿Es posible?
Está prevista. No podemos decirle a un sacerdote: usted es un criminal, váyase. Vamos a ayudarlo a ver cómo lo recuperamos.

¿Ya hay casos de abuso a monjas identificados?
Que sepa, no, pero seguramente los puede haber.

EL TIEMPO les pidió a obispos información sobre casos de abuso y la respuesta fue mínima y hasta evasiva...
Ahí está el problema. ¿Por qué EL TIEMPO se apropió de eso? ¿Qué autoridad tiene para decirle al obispo que confiese?

La prensa en el mundo ha sido clave en este escándalo. Y tenemos un deber con las víctimas que nos buscan...
Hay obispos que se han sentido incómodos con estas preguntas. Responderlas dependerá de su criterio.

¿Usted cree que la Iglesia va a salir fortalecida después de estos escándalos?
Nunca la verdad puede destruir,es siempre salvadora. El Señor lo dijo en el evangelio: la verdad los hará libres. En la medida en que descubramos estas manzanas podridas, nos haremos más sanos. Eso lo dijo Juan Pablo II: “De esta crisis tendremos una Iglesia más santa, unos obispos más santos y unos sacerdotes más santos”.




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