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La Iglesia chilena a dos años de la misión Scicluna: lo que cambió y lo que quedó

By Juan Paulo Iglesias And Sergio Rodríguez
La Tercera
February 21, 2020

https://www.latercera.com/nacional/noticia/la-iglesia-chilena-dos-anos-la-mision-scicluna-lo-cambio-lo-quedo/1017878/


Para Anne Barrett Doyle, aún falta más transparencia.

Álvarez valora los cambios realizados.

Juan Carlos Claret

[The Chilean Church two years after the Scicluna mission: what changed and what remained]

El 19 de febrero de 2018 el prelado de Malta llegó, enviado por el Papa Francisco, para ver qué pasaba con el obispo Juan Barros. Terminó recibiendo decenas de testimonios de abusos, que detonaron la crisis. Dos entidades laicas analizan lo recorrido

Anne Barrett Doyle, codirectora ONG Bishop Accountability: "Al final, el Papa no forzó cambios sistémicos"

La organización Bishop Accountability ha seguido de cerca la situación de la Iglesia Católica chilena y mantiene un registro de los religiosos acusados de abuso y encubrimiento. Para su codirectora, Anne Barrett Doyle, si bien se ha avanzado en los últimos dos años, aún falta mucho por hacer para lograr un cambio real. E insiste: "La presión externa debe continuar".

¿Cree que el Papa hizo lo que tenía que hacer tras conocer el informe Scicluna?

No. Las acciones iniciales del Papa fueron dramáticas: su pedido de renuncia masiva de los obispos, sus fuertes reprimendas públicas al episcopado, su poderosa carta al pueblo chileno, su laicización de los obispos acusados ​Cox y Órdenes, etc. Pero es preocupante que el Papa permitiera que el informe de la investigación de Scicluna fuera retenido a los fiscales chilenos, porque al final, revelar información es lo más importante. El Papa podría haber ido más lejos. En cambio, está permitiendo que continúe el secreto en la Iglesia chilena.

¿Qué medidas faltan por tomar?

Falta "tolerancia cero" para los sacerdotes por abusar de los niños. Todavía no es ley de la Iglesia en Chile que un sacerdote declarado culpable de abuso sexual sea removido permanentemente del ministerio. La transparencia también falta. Los obispos y superiores religiosos chilenos aún guardan secretos oscuros: no hacen públicos los nombres de clérigos acusados. Sabemos que esto se puede hacer: en EE.UU. más de dos tercios de todos los obispos han publicado esta información.

El caso chileno fue visto hace dos años como un modelo de los cambios que debían aplicarse al resto de la Iglesia Católica. ¿Cree que hoy se puede ver a Chile como modelo?

No. La retórica y las acciones iniciales del Papa fueron impresionantes, pero al final no forzó cambios sistémicos en la Iglesia chilena.

Hace dos años usted se mostraba escéptica frente al Papa y su compromiso para enfrentar los abusos sexuales en la Iglesia. ¿Cuál es su opinión hoy?

Como católica, tengo fe en que mi Iglesia finalmente se volverá honesta y responsable. Pero hay mucho camino por recorrer. El sistema universal del derecho canónico debe cambiarse. Pero no creo que este Papa ni ningún otro Papa en el futuro cercano promulguen estas reforma voluntariamente. Los cambios continuarán siendo forzados por los sobrevivientes, los tribunales seculares, los fiscales y los medios de comunicación.

Alejandro Álvarez, abogado canonista y vocero Fundación Voces Católicas: "Percibo que estamos en un proceso de mejoría"

"Los más indicados para decir si la Iglesia chilena mejoró son las víctimas", dice Alejandro Álvarez, abogado canonista y vocero de la Fundación Voces Católicas, de Chile, respecto de los dos años que ya han pasado de la primera visita del arzobispo Charles Scicluna.

"Sí percibo que estamos en proceso de mejoría. Se asumió la gravedad y magnitud del abuso y estamos intentando reconstruir las confianzas rotas. Es un camino muy largo, doloroso y poco visible.

En abril de 2018, el Papa dijo que vendrían medidas de corto, mediano y largo plazo. ¿Cuáles son las que hemos visto?

La renuncia de los obispos de Chile y el nombramiento de administradores apostólicos fueron de las primeras y más radicales medidas. Luego, las expulsiones del estado clerical de Karadima y Precht dieron una señal importante. La incorporación de laicos y mujeres en el combate contra el abuso ha sido clave en el proceso de reparación, además de la creación de la Delegación Episcopal para la Verdad y la Paz. Y en la búsqueda de justicia, el levantamiento del secreto pontificio en aquellas causas canónicas de abuso sexual contra menores y personas vulnerables y la obligación de denunciar a la justicia civil de cada país.

¿Qué es lo que sigue siendo urgente de cambiar?

Me parece urgente estandarizar, profesionalizar y profundizar las investigaciones previas. Muchas víctimas se han quejado de diferencias entre una investigación previa llevada a cabo por una congregación y la realizada por otra. Un importante paso que podría aportar en este sentido es que las congregaciones religiosas se apoyaran en el trabajo que está realizando cada una de las diócesis. Un buen ejemplo es el de Santiago en que tenemos la Delegación para la Verdad y la Paz, que con la abogada Andrea Idalsoaga realiza una importante labor, de manera profesional y seria, poniendo a las víctimas al centro y por sobre toda otra consideración.

Los críticos de las reformas apuntan a la lentitud y al hecho de que son prácticamente los mismos nombres...

El único que podría dar una respuesta a esto es el mismo Papa Francisco.

¿El Vaticano debe enviar el informe Scicluna a la Fiscalía Nacional?

No, porque las personas que se reunieron con mons. Scicluna pidieron expresamente confidencialidad. Distinto es el caso de causas canónicas de abuso sexual de menores que se hayan iniciado por hechos contenidos en el informe. Esa información sí se entrega al Ministerio Público, en razón del levantamiento del secreto pontificio.

Juan Carlos Claret, vocero Agrupación Laicos de Osorno: "El Papa sigue creyendo que el problema son las manzanas podridas y no el cajón"

"Que tengamos cambios de rostros en la configuración del episcopado chileno no significa que la Iglesia haya mejorado", asegura Juan Carlos Claret, uno de los voceros de la Agrupación de Laicos de Osorno. Se trata, justamente, de la entidad que en 2018, para la visita del Papa Francisco, criticó y denunció los supuestos encubrimientos del entonces obispo de esa diócesis, Juan Barros Madrid. A la postre, fue esta movilización la que gatilló los cuestionamientos al prelado y la Misión Scicluna.

"Creo que la estructura institucional (de la Iglesia chilena) sigue igual, las lógicas con la que operan los jerarcas es la misma y las renuncias efectivas fueron numéricamente pocas. Seguimos en el mismo hoyo, pese a que la crisis de los abusos se presenta como algo del pasado", opina Claret.

¿No le parecen adecuadas las medidas tomadas por el Papa Francisco?

Es que en el corto plazo tuvimos las renuncias de pocos obispos. En el mediano, vimos la promoción de los mismos obispos responsables de la crisis. Por ejemplo, Fernando Ramos es ahora el titular de Puerto Montt. Francisco confió a los obispos las propuestas de solución a la crisis. Por tanto, al largo plazo se auguran nuevos slogan para mantener la misma estructura.

¿Qué se debería cambiar de forma urgente?

A nivel institucional hay muchos desafíos que sortear, entre ellos, el rol que desempeñará el Estado de Chile para que los abusos sexuales no vuelvan ocurrir, y eso no se soluciona con el anunciado fin del secreto pontificio. Pero en lo inmediato, lo que más urge es que el Papa Francisco acabe con su doble discurso: expulsa obispos, pero no explica a las comunidades el por qué. Incluso citó a Barros y Valenzuela para explicarles y ofrecerles oficios eclesiásticos. Cita al comité permanente del episcopado, almuerza con ellos, les pide perdón por haberlos expuesto y les pide consejos, los que Ricardo Ezzati dio. Cuestionó públicamente a Ezzati y Errázuriz, pero en privado les envió cartas para reconocer el bien que hacen a la Iglesia. Creo que sería bueno que los admiradores del Papa vean los hechos.

Pero ha habido salidas de obispos…

Lo que yo veo es que por un lado hay quienes justifican todo al Papa, como su lentitud y hasta decisiones decepcionantes, en virtud de una supuesta pugna en la que el Papa es víctima de los mismos que en 2013 lo eligieron. Y por otro lado, no hay una claridad conceptual del problema. El Papa sigue creyendo que el problema son las manzanas podridas y no el cajón, que el problema es la genitalidad del abuso y no el poder.

¿Qué opina de la gestión de Scicluna?

La dupla Scicluna-Bertomeu me genera sentimientos encontrados. Por un lado, hicieron lo que tenían que hacer, que no era más que ver e informar, no ser nuestros salvadores. Pero por otro lado, es cierto que se presentaron como tales, nos ofrecieron mucho y después ni correos ni Whatsapp respondieron. Y en esa soledad no sólo quedamos laicos y víctimas, sino también los administradores apostólicos. De ahí que varios no supieran qué debían hacer, sino que lo fueron descubriendo con el tiempo.




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