ROMA
El Espectador
El sacerdote mexicano Marcial Maciel, fundador de la congregación ultraconservadora Legionarios de Cristo, fue acusado por ocho exmiembros de esa comunidad de haber sido víctimas de abuso sexual cuando eran adolescentes en Italia y España. Entonces Maciel negó las acusaciones de pederastia diciendo que era un complot en su contra. En todos los estrados judiciales donde intentaron llevarlo, sus abogados aseguraron que esto no era cierto.
En medio del escándalo, en 2004, el papa Juan Pablo II le dio su bendición con motivo de su aniversario de ordenación sacerdotal. Según una investigación ordenada por el entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Benedicto XVI, Maciel tenía una doble vida: tuvo al menos cuatro hijos, era pederasta y drogadicto. Incluso lo señalan de haber plagiado el libro “El salterio de mis días”, lectura de cabecera de los Legionarios. Hay excolaboradores que lo han acusado de haber envenenado a su tío abuelo. Pero no solo eso. Las denuncias por abusos llegaron al Vaticano pero el entonces papa Juan Pablo II, gran protector de Maciel, las ignoró y siguió apoyando a Maciel.
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