GOYA (ARGENTINA)
La Izquierda Diario [Buenos Aires, Argentina]
October 23, 2018
By Daniel Satur
En 2017 recibió una pena de 13 años por abusar sistemáticamente de un niño en Esquina, Corrientes. Tras fracasar en sus apelaciones, el 3 de octubre ordenaron detenerlo. Sigue escondido en la casa de su madre y desde ahí da entrevistas burlándose de todo el mundo.
La historia parece un guión mediocre de una telenovela de la tarde. Pero es verdad. El año pasado, luego de conseguir una sentencia histórica, La Izquierda Diario conversó con Osvaldo Ramírez, el joven de Esquina (Corrientes) que tras años de lucha logró sentar en el banquillo de los acusados a Domingo Jesús Pacheco, el cura que abusó sexualmente de él, de forma reiterada, cuando era un niño.
Divina “justicia”
Osvaldo había sufrido un duro revés el 12 de diciembre de 2013, cuando en un primer juicio contra Pacheco los jueces de Goya absolvieron al cura “por insuficiencia probatoria”. El sacerdote había llegado en libertad al juicio, luego de estar dos años detenido, gracias a que el Obispado pagó su fianza con la venta de una camioneta Ford Ranger de la Curia.
Sin bajar los brazos el joven apeló el fallo y la Cámara de Casación resolvió que se hiciera un nuevo juicio. Pacheco volvió a ser juzgado en febrero de 2017 y recibió una condena a 13 años de prisión por “abuso sexual con acceso carnal continuado”. Como era previsible, su defensa apeló el fallo, pero fue rechazado al igual que un posterior recurso extraordinario federal. Así llegó la orden de detención a principios de este mes.
Pero a Pacheco, desde entonces, parece que el Poder Judicial y la Policía de Corrientes “no lo encuentran”.
Por eso desde hace días circula un mensaje por redes sociales y grupos de Whatsapp: “Domingo Jesús Pacheco ’sacerdote’ condenado a 13 años de prisión por el delito de abuso sexual con acceso carnal en la modalidad de delito continuado a un menor, en la ciudad de Esquina Corrientes! Se encuentra prófugo de la Justicia! Cualquier dato que puedan aportar sobre su paradero es de suma importancia! Compartan”.
Las mismas cadenas de mensajes, motorizadas centralmente por Osvaldo y sus compañeras y compañeros de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico de Argentina, se completan con una pista: “Por los datos que tenemos se encuentra en la localidad de Corrientes Capital, en casa de su madre”.
Efectivamente Pacheco está en la casa de su madre, en el Barrio Setia de la capital provincial. Este lunes lo acaba de confirmar él mismo, en una (por momentos bizarra, por momentos indignante) conversación telefónica con periodistas de la radio LT7 de Corrientes Capital. Al final de esta nota puede escucharse la entrevista completa.
“No estoy prófugo, estoy en algún lugar, jejeje…”
Evidentemente Pacheco no se sorprendió porque lo hayan llamado de la radio local para preguntarle cómo y dónde está. Al contrario, tenía muy bien preparado su discurso. Se transcribe parte de la conversación, que resulta aleccionadora por donde se la mire.
Periodista- ¿Cuál es su situación?
Domingo Pacheco- No estoy prófugo, no más que no me presento a la Justicia. Si fuera una orden legal, no tengo ningún problema en presentarme donde y cuando corresponda. Pero la orden del juez, en este caso Ortiz de Goya, es nula porque es una decisión posterior a otra decisión también de Goya, del Superior Tribunal de Justicia. Yo no tengo problema con cumplir la ley, pero no corresponde que yo refuerce la falta de respeto que hay para con la ley.
P- ¿La Policía fue este fin de semana a buscarlo?
DP- La Policía me buscó varias veces. Y no solo eso, como hay hermanos míos todo el tiempo yendo y viniendo, incluso se llevó secuestrado a uno de ellos que se parece mucho a mí. Ahí lo tuvieron un buen rato. Pero la gente de la parroquia lo acompañó mucho y lo soltaron enseguida. Él andaba sin documentos, fue a visitar a la vuelta a una familia y ahí lo engancharon.
P- ¿Y usted dónde está, Pacheco, ahora?
DP- Ahh, en algún lugar, jeje…
P- ¿Pero si usted no está prófugo por qué no dice dónde está? ¿Y aparte por qué no se presenta y transparenta la cuestión?
DP- No. La cosa es muy simple. Si la Policía tiene la orden de detenerme, eso es lo que va a hacer. Y si yo me presento voy a convalidar una injusticia. No voy a hacer eso.
P- O sea, usted desconoce el marco legal actual
DP- No, el que desconoce el marco legal actual es el juez Ortiz.
P- Pero hay un fallo y una orden de detención del 24 de septiembre.
DP- Pero esa orden es nula. Estoy diciendo que es nula.
P- ¿Según quién? ¿Lo dice algún estamento de la Justicia o usted y su defensor?
DP- Eso según la Corte Suprema de Justicia
P- Ah, ¿la Corte se expidió respecto de su caso?
DP- No, todavía no. Estamos a la espera de eso.
P- ¿Y entonces?
DP- Hay un montón de precedentes en ese tema…
La conversación continuó con un intercambio acalorado sobre cuestiones de legalidades e interpretaciones jurídicas. Hasta que volvieron a preguntarle sobre su situación y confesó estar en lo de su madre.
P- Usted cuenta que la Policía fue a buscarlo a su casa y su madre impidió que ingresaran. ¿Cómo fue esa situación?
DP- Claro, seguro. Ella sabe qué es lo que tiene que permitir y más en su casa. No puede venir alguien, entrar y hacer lo que se le antoja. Entonces ella les detuvo y no los dejó entrar. Si no ese mismo día ya me llevaban. Pero no entraron y no me llevaron.
Y después lanzó una provocación que ofende la memoria de 30 mil detenidos desaparecidos durante la dictadura, comparándose él mismo con esas víctimas del terrorismo de Estado.
P- ¿Su idea es seguir tratando de evadir a la Policía y la orden judicial?
DP- Mi enemigo no es la Policía. Ellos cumplen órdenes. Lo que yo planteo es que es muy triste que un juez de la democracia la convierta otra vez en un grupo de tareas, que secuestre inconstitucionalmente a una persona.
P- Es muy fuerte lo que está diciendo. Podemos entender que se sienta afectado, pero de ahí a decir todo lo que está diciendo, es una mentira.
DP- Eso es problema tuyo, querido, jajaja
P- No, el problema lo tiene usted que está escondido, yo estoy acá, trabajando.
DP- Jajaja. Yo también estoy trabajando…
P- ¿De qué? De prófugo…
DP- Bueno, no sé, eso es problema tuyo. Ustedes están acostumbrados a las etiquetas. Decí lo que quieras pero eso no es cierto…
Ya sobre el final de la conversación, una periodista le recordó que en verdad el Poder Judicial “lo está tratando con bastante delicadeza, dadas las circunstancias”.
DP- Bueno, yo estoy seguro que me tratan así no por mí sino porque están sabiendo que hay un tema legal complicado o espinoso. Nadie quiere después sufrir las consecuencias.
P- Entonces el “grupo de tareas” que usted dice que hay no está actuando como debería… Y recordemos que usted está condenado por abuso sexual, no por vender chicles de contrabando. Usted es un hombre de la Iglesia y está condenado por abuso sexual.
DP- Por lo que sea. Por más que haya matado, oportunamente se verá que ese delito jamás existió…
P- En caso de la Corte falle en contra suyo, ¿ahí sí se entrega?
DP- Eso lo veré con mi abogado…
P- Estamos todos locos…
DP- Jeje, yo tengo que conocer bien las minucias de la ley…
Más allá de la situación judicial de Pacheco, lo que está de fondo en este caso es la impunidad total con la que cuenta el abusador para burlarse de su víctima Osvaldo Ramírez, del resto de las víctimas de abuso sexual eclesiástico y de la sociedad en general. Y esa impunidad, pese a su probable destino tras las rejas (gracias a la tenacidad de la víctima y quienes lo acompañan), se manifiesta cotidianamente de mil formas.
Ni a los jueces ni mucho menos a la Policía les afecta en lo más mínimo que Pacheco se mantenga en la casa de su madre disfrutando de su clandestinidad. Claramente no actuarían de esa manera tan benevolente si él no fuera un cura abrazado por el Obispado.
Cuando se exige la separación de la Iglesia del Estado, entre otras muchas cosas, es para acabar con esa impunidad de cientos de violadores y torturadores con sotana.
La entrevista completa con LT7