Misoginia, discriminación y fascismo en el colegio y en la TV.
Los múltiples testimonios de exalumnos del colegio San Vicente de Paúl de La Plata sobre los abusos y violencias cometidas por el cura abusador Raúl Anatoly Sidders, que proliferaron en las últimas semanas a partir de la publicación en Prensa Obrera de la experiencia de Ana, madre de un estudiante, tienen sus antecedentes. Nos referimos a las denuncias radicadas en el Inadi hace ocho años contra el sacerdote por utilizar expresiones de “violencia simbólica y mediática” en un programa de televisión que conducía.
Durante 2011 y 2012 el Arzobispado de La Plata emitió un programa de TV local llamado “Ave María Purísima” bajo la conducción de Sidders, y la participación de alumnos del colegio platense que actuaban de público en vivo. A partir de las graves declaraciones brindadas por el conductor al calificar de “loquitas”, “chirusas” y “yeguas” a las mujeres movilizadas en la ciudad contra la violencia de género y para reclamar por la legalización del aborto, Marta Úngaro (hermana de Horacio, desaparecido en la Noche de los Lápices), Adelina Alaye (madre de Plaza de Mayo) y Julián Axat (defensor penal juvenil) presentaron una denuncia en el Inadi por discriminación y manipulación televisiva, y solicitaron al canal Somos La Plata a cesar con la transmisión.
“Su programa lo pescamos de casualidad. Mi hijo estaba mirando tele y me dijo: mamá escuchá lo que está diciendo este tipo”, contó Marta Ungaro. “Decía barbaridades como que debían llamar Massera a una plaza. Pero lo que más nos indignó es que lo haga utilizando chicos”, agregó.
“Todos los sábados aparecía este hombre, Sidders, hablándole a niños y a adolescentes que estaban en el programa, con un discurso homofóbico y misógino, hablaba contra las mujeres en general, con un discurso digno de violencia de género, patriarcal y discriminador, absolutamente discriminador. Esos estereotipos discriminadores se reproducían y se difundían por televisión. Entonces hicimos una presentación en el Inadi, que sacó una resolución llamando la atención al canal de La Plata observando que tenía que levantar o cambiar esos contenidos discriminatorios”, manifestó Julian Axat.
Inmediatamente el Arzobispado platense sacó del aire el programa y se borraron todos los registros que se encontraban en YouTube. Afortunadamente un medio platense grabó un fragmento del programa, breve pero contundente, para que el Inadi pueda dictaminar que Sidders tuvo expresiones discriminatorias hacia las mujeres, cargadas de “violencia simbólica y mediática”, constituyendo una “práctica contraria a los principios fundantes de la democracia”.
Axat también expresó que “el cura en ese entonces venía de Neuquén, donde había estado prestando servicio como cura en el Servicio Penitenciario Federal y había sido denunciado allá. Fue asignado por (Héctor) Aguer como docente en el San Vicente de Paul, colegio privado católico, ya que Sidders era un protegido del entonces arzobispo de La Plata. Ahí también algunos padres habían denunciado al cura porque enseñaba a los menores de edad contenidos homofóbicos, discriminadores, sobretodo siempre haciendo hincapié en el tema de las mujeres como de un rango inferior a los hombres. Hablaba del Che Guevara como un terrorista, me acuerdo que uno de los contenidos era la subversión, y seguía con ese discurso vinculado al terrorismo de Estado”.
Otro hecho que ocasionó denuncias por parte de padres y madres de niños y niñas que participaban del programa televisivo fue que Chinda Brandolino, la médica legista pro aborto clandestino que se desempeñaba como columnista en “Ave María Purísima”, mostró al aire un video de una práctica de aborto a ñiñes de tercer grado.
Las repudiables y discriminatorias declaraciones que el cura daba en su programa de televisión se repetían hacia las alumnas del colegio confesional de La Plata. “Gatos” era uno de los calificativos más utilizados por Sidders al referirse a las estudiantes de la institución, algo que era naturalizado por las autoridades del colegio. Más aún, a pesar de estas denuncias Sidders no fue separado de su cargo eclesiástico, y continuó con sus expresiones misóginas y fascistas en el Colegio San Vicente de Paul.
El caso Sidders es todo un testimonio de la necesidad de avanzar en la separación de la Iglesia del Estado. ¡Justicia para las víctimas del cura abusador!
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