La verdad en el caso del Padre César Torres Martínez

TLALNEPANTLA DE BAZ (MEXICO)
De Neza para el mundo's Blog [Ciudad de México, Mexico]

January 6, 2011

Seguramente todos ustedes recordarán este lamentable hecho que se publicó en todos los medios de comunicación el 20 de abril de 2006, cuando se acusó al Padre César Torres Martínez, párroco de una comunidad de Neza, de haber asesinado y descuartizado a su supuesta amante, de apenas 22 años de edad.

En esa ocasión hubo presentación a los medios del cura en la Procuraduría General de Justicia del Estado de México, cuyo encargado en ese entonces era el procurador Abel Villicaña. Y pese a que no hubo una acusación por parte de los famliares de la «víctima», el sacerdote fue detenido al haber «firmado» su confesión.

Decidí retomar este caso, porque quiero contarles toda la serie de irregularidades y contradicciones que se dieron alrededor de este caso.

En primer lugar, la hora en que se dice se dieron los hechos, el sacerdote estaba participando de una procesión pascual alrededor de las calles que pertenecen a la parroquia. Un sacerdote no es Dios para ser omnipresente y estar en dos lugares al mismo tiempo. De hecho, al finalizar la celebración (hora a la que según la PJGEM había ido a depositar el cuerpo al panteón), el padre César se dirigió a la Catedral de Nezahualcóyotl para entrevistarse con el entonces Obispo (ahora Arzobispo de Acapulco) Mons. Carlos Garfias Merlos, reunión que no le llevó más de una hora, y regresó a su casa.

Segundo, el día en que el padre César fue detenido (18 de abril), el cura acababa de regresar de un paseo con gente de los grupos parroquiales. Eso fue alrededor de las nueve de la noche. En cuanto se fue la última persona de la parroquia, los agentes judiciales preguntaron por él, y al decirles que él era la persona por la que preguntaban, inmediatamente recurrieron a la violencia para subirlo al vehículo de la procuraduría. Pero no fue sino hasta las siete de la mañana del miércoles 19 de abril cuando lo llevaron a las instalaciones de la PJGEM para presentarlo ante los medios. Cabe señalar que al padre lo obligaron a firmar la confesión, luego de narcotizarlo y golpearlo al punto de provocarle daños en los riñones e hígado. Una vez presentado a los medios, fue remitido a la agencia del Ministerio Público de Chimalhuacán, situación que nadie se explicó, pues la residencia del sacerdote y los hechos de los que lo acusaron, se dieron en Nezahualcóyotl. Meses después fue trasladado a una prisión en Chalco, donde pasó poco más de dos años, pese a que no había pruebas ni elementos que lo inculparan.

Durante todo este tiempo, y al conocer las irregularidades en que incurrió la procuraduría estatal, feligreses de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús y de toda la diócesis de Neza, además de sacerdotes, se unieron en cadenas de oración para pedir por la libertad del Padre César, y que se siguiera un proceso justo. A esta campaña se sumaron los familiares de la «víctima».

No fue hasta después de que Villicaña presentara su renuncia como Procurador a Enrique Peña Nieto, Gobernador del Estado de México, que el caso fue sometido a revisión, y se descubrió que el padre era inocente de todos los cargos que se le imputaban, por lo que fue puesto en libertad. La fecha de salida de prisión del sacerdote se desconoce, pues los familiares no han querido hablar al respecto, así como de su actual paradero. Lo que se sabe es que el sacerdote se encuentra mejor de salud, y que anímicamente se encuentra muy bien.

Lo que me dejó anonadado, fue el testimonio de unas personas que pertenecen a un movimiento eclesial, quienes en uno de sus retiros plantearon en uno de sus temas la defensa de los sacerdotes: en uno de los grupos hubo una mujer que dijo «se supone que yo debería estar muerta; que un padre me mató y me descuartizó». Ante la inesperada reacción que provocó esta mujer en el grupo, el equipo organizador la llamó para platicar con ella, y les reiteró lo que dijo momentos antes: «¿recuerdan el caso del Padre César, que lo acusaron de haber matado y descuartizado a una mujer? Pues la supuesta muerta soy yo, y tengo acta de defunción y todo eso». Lo interesante aquí, es que las autoridades no le permitieron revocar el acta de defunción, por lo que esta mujer, ante la ley, ya no existe, pero la realidad es que está viva y está bien.

Como lo comenta la nota del diario «La Crónica de Hoy» del día 20 de abril de 2006, la familia de Verónica salió de viaje, por lo que fue hasta el lunes cuando se enteraron que habían encontrado el cuerpo mutilado de una mujer afuera del panteón Los Rosales, ubicado en calle Luis Echeverría Álvarez, colonia Ejidos de San Agustín.
El martes por la mañana la familia Andrade Salinas acudió al Centro de Justicia de Chimalhuacán e «identificaron» el cadáver, ya bastante desfigurado, y creyeron que era el de Verónica.

Cuando ella regresa a su casa, causó una impresión muy fuerte a la familia, pues supuestamente ya estaba sepultada. Por lo que explicó a sus padres a dónde había ido y con quién había estado. Para esto, Verónica no estaba enterada del caso del Padre, por lo que la pusieron al tanto de esta historia.

Con esta información, se comprueba que la PGJEM «sembró» el cadáver y fabricó un culpable para un feminicidio que, al día de hoy, no sabemos quién o quiénes lo cometieron.

https://denezaparaelmundo.wordpress.com/2011/01/06/la-verdad-en-el-caso-del-padre-cesar-torres-martinez/