Pederastas probados podrían ser aún sacerdotes en ejercicio

MEXICO CITY (MEXICO)
La Jornada [Mexico City, Mexico]

April 25, 2011

By Alma E. Muñoz/ III

  • Las curias no ayudan a localizarlos y los feligreses los solapan: si algo debe, pagará ante Dios
  • Incompleta, la lista que elaboró la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual de Sacerdotes Católicos
  • En Estados Unidos buscan un acuerdo económico con la víctima, es más barato

En México, rastrear sacerdotes presuntamente involucrados en casos de pederastia encuentra como principal obstáculo que la Iglesia católica oculta información sobre mexicanos y extranjeros que podrían estar ejerciendo su ministerio en diversas partes del país.

A ello se aúna que una lista integrada desde hace varios años por la la Red de Sobrevivientes de Víctimas de Abuso Sexual de Sacerdotes Católicos (SNAP, por su siglas en inglés), con casi un centenar de religiosos señalados responsables de este delito, carece de datos pormenorizados sobre los presuntos implicados, pues frecuentemente sólo contiene nombre y un apellido, sin fotografía ni más detalles.

Está el caso, por ejemplo, del sacerdote Mario Cimarrusti. Se dice que es franciscano, acusado de abuso sexual violento de por lo menos 12 jóvenes en el seminario de San Antonio entre los años de 1962 a 1969, en Santa Bárbara, California. Ese nombre aparece en la historia de la Casa Franciscana Guaymas AC, fundada en 1969, por el entonces obispo de la diócesis de Ciudad Obregón para brindar ayuda a los pobres del municipio de Guaymas, Sonora. No se sabe si se trata de la misma persona o es sacerdote homónimo.

En otros, las curias no ayudan a localizarlos: o los ocultan o los desconocen. Así ocurrió con el cura Lucas Antonio Galván Valdez, de la Congregación Religiosa de los Clérigos Regulares, quien en 1989 se declaró culpable de asalto sexual a una niña de 11 años en Pueblo, Colorado, Estados Unidos. Obtuvo libertad condicional, mientras la diócesis del lugar llegó a un arreglo económico con la familia de la víctima. El caso fue divulgado por la SNAP en cuanto descubrió que el religioso continuaba activo en la ciudad de México como vicario en la parroquia del Sagrado Corazón y San Cayetano, en la delegación Gustavo A. Madero.

El 21 de abril del año pasado fue suspendido de su ministerio sacerdotal por el cardenal Norberto Rivera Carrera, y se informó que su congregación lo investigaría. Este diario intentó conocer qué sucedió después de esa determinación, pero en la iglesia de San Cayetano, ubicada en Lindavista, en el Distrito Federal, donde se supo que se encontraría al superior de la orden, Felipe de Jesús Romero Ramírez, se negaron a dar cualquier información.

Otro más es Theodore Baquedano Peck, quien tendrá alrededor de 70 años de edad. En 1973 fue denunciado ante la justicia estadunidense por una mujer que dijo haber sido su víctima a la edad de 11 años, mientras era visitador perteneciente a los Misioneros de Guadalupe en la arquidiócesis de San Francisco. La curia también llegó a un acuerdo económico con la víctima, a quien pagó 300 mil dólares sin siquiera tener la certeza de que el clérigo era culpable, según explicó el presidente del Colegio de Abogados Católicos, Armando Martínez, quien estudia el caso por solicitud del arzobispo de Yucatán, Emilio Berlié, el cual decidió dar de baja del ministerio sacerdotal a Baquedano, porque su nombre fue incluido en la lista de presuntos pederastas.

Martínez explicó que para la Iglesia de Estados Unidos es más fácil buscar un acuerdo económico con quien dice ser víctima de abuso sexual de un sacerdote que mantener un pleito legal durante varios años.

En aquel país, dijo, los honorarios de un abogado de medio pelo son de 550 dólares la hora, más lo que implica un juicio. Un caso como el de Baquedano pudo costar a la arquidiócesis de San Francisco un millón y medio de dólares, por lo menos.

Preguntar a los feligreses sobre el pasado de sus párrocos es acusar a quien indaga de querer destruir la Iglesia católica. Así ocurrió en San Andrés Mixquic, delegación Tláhuac, donde se encuentra el sacerdote Rolando Blasi Villatorio, quien se vio involucrado en el asesinato de un joven de 16 años, cuyo cuerpo fue hallado en un cuarto de la parroquia Jesucristo Obrero, en Tlalpan, de la cual era titular en 2007. Estuvo detenido entre 48 y 72 horas como presunto responsable de homicidio, hasta que el Ministerio Público declaró su inocencia. Las investigaciones arrojaron que otras dos personas cometieron el crimen y hoy purgan condena.

Tres mujeres que dijeron pertenecer a grupos religiosos de la parroquia, y optaron por omitir sus nombres, cuestionaron que se indague sobre los antecedentes de su párroco. Es una tristeza que pregunten. ¿Por qué contra los católicos? No somos nadie para juzgarlo; si algo debe, va a pagar ante Dios. Tenemos a nuestro pastor y está bien lo que está haciendo, señaló una de ellas.

Al padre Loreto Ramos Roldán, antecesor de Blasi en el templo, también se le preguntó. Mencionó no saber nada y aseguró que el clérigo es bien aceptado por su comunidad.

En la búsqueda de Ángel Torres Estrada, párroco en María Madre de la Iglesia, ciudad de México, el mismo sacerdote respondió a las imputaciones en su contra por intento de violación. Eso pasó hace mucho tiempo. Yo no estaría en el ministerio ni, lógicamente, hablando contigo. Una revista publicó mi nombre cuando debió ser el del sacerdote inculpado, Miguel Ángel Alvarado. Vino una fe de errata (en la publicación) a los ocho días, y ya me cansé de cargar la revista bajo el brazo para explicar que lo de mi nombre es un error, expresó.

Charles Theodore Murr Letourneau fue acusado de haber abusado de niños huérfanos en una casa hogar que fundó en 1987, en Tepatitlán de Morelos, Jalisco. Sin embargo, vecinos señalaron que el sacerdote, de origen estadunidense, fue inculpado injustamente porque la diócesis de San Juan de los Lagos quiso apropiarse del lugar para que lo administraran las monjas de la Congregación de las Madres Pías de la Dolorosa.

Según las fuentes, se le obligó a salir del país bajo el argumento de que no estaban en regla sus papeles. El padre Murr habría construido la Casa Hogar Villa Francisco Javier Nuño, ubicada en la calle Marcelino Champagnat 23, más una panadería, con dinero que le fue heredado. Las propiedades aún se encuentran en litigio.

Un vecino contó que historias como ésas hay más. Citó, sin dar nombres, el caso de una monja italiana que hace años arribó a Tepatitlán para fundar un asilo de ancianos que después convirtió en una escuela privada de las más caras de la zona. Hoy es una próspera mujer casada.

https://www.jornada.com.mx/2011/04/25/opinion/033n1soc