Un niño y dos padres

COLOMBIA
Semana

Por Daniel Coronell

OPINIÓNUno de los anuncios del padre Jaime, cuando asumió su curul, fue que tramitaría una ley para castigar con 25 años a los curas pederastas. Tres años después no ha presentado el proyecto.

En medio de la pobreza se las arreglaba para ser feliz. Cuenta Francisco que sus problemas arrancaron cuando ya había cumplido 13 años. Su mamá, acosada por las necesidades, fue a pedir ayuda a una institución de la Iglesia en San José del Guaviare. El director de la Pastoral Social en el pueblo era un amable sacerdote llamado Jaime Alonso Vásquez Bustamante.

Según Francisco, el padre Jaime y su hermano, el también cura Carlos Fernando Vásquez Bustamante, han abusado de él por 16 años.

Todo empezó cuando el padre Jaime convenció a la mamá de Francisco para que el niño fuera a ayudarle en la oficina en las tardes, después de las clases. Pronto se integró a un grupo de acólitos que trabajaba para el religioso en la iglesia del Divino Niño.

Una de esas tardes, de acuerdo con la narración de Francisco, el padre Jaime le pidió que le ayudara a mover unas cajas de una habitación. Antes le ofreció un jugo que lo hizo sentir mareado. En la habitación no había cajas. El padre Jaime le dijo a Francisco que quería confesarlo. No hace falta entrar en detalles. Según Francisco, ese día el padre lo violó por primera vez.

El niño llegó llorando a su casa. Sangrando. No sabía si él era la víctima o el culpable. Si ese adulto, amable hasta hace unas horas, cumplía la voluntad de Dios o se aprovechaba de su inocencia. Incapaz de contar la verdad y ocultando la sangre, le dijo a su mamá que se había peleado con otros niños y que el padre Jaime lo había regañado.

Note: This is an Abuse Tracker excerpt. Click the title to view the full text of the original article. If the original article is no longer available, see our News Archive.