El relato de un sobreviviente de abuso sexual en la Iglesia

SAN MIGUEL (ARGENTINA)
Diario Mejor Informado  [Patagonia, Argentina]

February 23, 2019

By Redacción Mejor Informado

Gabriel Cuesta habló con AM550 y contó su experiencia como niño abusado cuando tenía entre 9 y 12 años.

“Debemos estar dispuestos a pagar el precio de lo sucedido y tener la humildad de admitir que no somos perfectos, necesitamos coraje y audacia porque el camino que emprenderemos no será fácil,” dijo el arzobispo de Bombay y presidente de la conferencia episcopal de la India, cardenal Oswald Gracias, en el encuentro mundial sobre abusos sexuales en la Iglesia que se realiza hasta el domingo en el Vaticano. Sin embargo, las declaraciones de las primeras líneas en la jerarquía eclesiástica parecen no tener eco en las intermedias, donde los casos de abuso sexual a menores, seminaristas o monjas son preferentemente silenciados o negados.

Gabriel Cuesta fue sacerdote en la Diócesis de Quilmes y, en conversación con AM550, narró su historia que lo llevó a integrar, hoy, una organización que se llama “Red de sobrevivientes de abusos sexuales en la Iglesia”, y sus malas experiencias con el Arzobispo de Buenos Aires Mario Poli y con el actual Obispo de Neuquén, Fernando Croxato.

Cuesta pudo comentar lo que le había ocurrido en su niñez, cuando entre los 9 y los 12 años fue abusado sexualmente por un cura llamado Abelardo Silva, a quien luego se lo distinguió como Obispo del Chaco, e incluso poniéndole su nombre a una calle Resistencia.

“A los 50 años, en el marco de una crisis personal y mientras buscaba realizar alguna capacitación, me encontré con que una institución llevaba el nombre de un Obispo que conocí en la infancia: Abelardo Silva, y ese fue el disparador para vivenciar aquel abuso”, dijo Cuesta en conversación con el periodista Jorge Gorostiza. Luego descubrió que una calle chaqueña llevaba el nombre de Obispo Silva.

Agregó que “comencé a hablar con curas y con obispos de la Conferencia Episcopal. En principio parecía que estaban dispuestos a escuchar y hacer algo. Me entrevisté con Fernando Croxato (hoy Obispo de Neuquén); él mismo me confirmó la realidad de otros chicos que fueron abusados porque dirigentes de la época le habían contado que el cura los llevaba a su habitación donde les tiraba un colchón”. Pero -añadió- “Croxato no pudo continuar conmigo, incluso me bloqueó en las redes sociales”.

Su triste experiencia como joven integrante de la Iglesia la pudo superar en terapia. “El abuso, en mi caso, ocurrió entre los 9 y los 12 años”, recordó. Y explicó que la estrategia utilizada para acercarse al niño era que “el cura se hacía amigo de la familia y te tomaba como su preferido. Una vez que nadie podría sospechar nada, lo primero era abusar de esa confianza y luego ejercer un abuso de poder. Primero, tanteándote con besos que cada vez te los daba más cerca de la boca, y luego tocándote”.

Su peor experiencia frente a una autoridad eclesiástica la tuvo con el Arzobispo de la Arquidiócesis de Buenos Aires, Mario Poli, quien sucedió en ese cargo a Francisco Bergoglio, hoy Papa. “Estuve casi 6 meses para lograr una entrevista con Poli. Fue un proceso humillante, de revictimización. ¿Te parece que haya necesidad de contarle, con liviandad, a la secretaria de que necesitás una reunión con el Obispo porque fuiste abusado sexualmente en tu infancia por un miembro de la Iglesia”, se preguntó. Y agregó que “La reunión fue nefasta; duró apenas 20 minutos en la que me dijo que afortunadamente su formación sexual la tuvo con los Scout, por lo que su conciencia estaba tranquila. Y me llegó a decir: ¿te vas a poner a denunciar ahora?, la gente va a ser muy dura con vos y vas a quedar expuesto”. En definitiva -agregó- “es como si no te creyeran, pero es que esconden la basura debajo de la alfombra”.

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